miércoles, 14 de septiembre de 2016

MILLONES DE SECRETOS (2)


El mineral de mica fue otro de los descubrimiento americanos que cita el artículo. No hay minas de mica en Alemania y por ello el “Signal Corps” USA estaba totalmente desconcertado y se preguntaba ¿de dónde la obtiene Alemania? En una ocasión una pieza de mica fue entregada a uno de los expertos del “US Bureau of Mines” para su análisis y opinión. La respuesta fue simple: mica natural, sin impurezas. Sin embargo la mica que le fue entregada al experto era sintética. El Instituto Kaiser Guillermo de Investigación de los Silices, había descubierto como hacerla que era algo que los científicos de otros países no habían conseguido.


Como se sabe, los componentes naturales de la mica se funden en crisoles de carbón capaces de soportar 2.350 grados de calor, y ese era el secreto alemán de cómo obtenian la mica. La ausencia total de vibraciones era esencial. Luego se aplicaban dos fuerzas directamente perpendiculares entre ellas. Una vertical, era un gradiente controlado de la temperatura en el enfriado. En los ángulos adecuados y horizontalmente, se introducía un campo magnético. Esto forzaba la formación de cristales en laminas.

En el caso de los aparatos de radio militares, los alemanes sorprendieron una vez más a los USA con cajas metálicas hechas con el llamado sistema de extrusionado en frío en una sola operación. Para lo mismo los americanos necesitaban un máquina de corte, perforadora, cantonera y trabajar unos doce procesos diferentes y todo ello con metales blandos. Todo ello carísimo y lento. Los alemanes lo hacían con acero en frío. Miles de partes pudieron ser fabricadas por los americanos siguiendo el sistema alemán. La producción se incrementó un ¡mil por ciento! Solo con este secreto militar, muchos profesionales del acero americano revolucionaron docenas de industrias de manipulación de metal.

En el campo textil, los secretos militares alemanes revelaron tantas cosas que los profesionales del textil americanos se hallaban confundidos. Había una máquina alemana para el tejido de rayón que fue descubierta por el “American Knitting Machine Team”, que incrementaba la producción en relación al espacio físico que ocupaba en un 150%. Los telares producían unos calcetines sin saltos. La nueva maquinaria alemana para fabricar agujas revolucionó el sector en USA y en Inglaterra. Había un sistema alemán para estirar la lana de la piel de los corderos sin herir utilizando una enzima. Anteriormente, el sistema utilizaba el pancreas del animal que venía empaquetado de empresas americanas. Durante la guerra, los alemanes lo hicieron en un molde llamado “paracilious aspergil”, que sembraban en el salvado. No sólo resultaba una lana mejor, sino en un rendimiento un 10% superior. Otro descubrimiento fue la forma de rizar la fibra de rayón viscosa que le daba una apariencia mejor, más cálida, alta resistencia y reacción a colorantes de la lana. El secreto era la aplicación a la celulosa de un 25% de proteina de pescado.

Pero de todos los descubrimiento industriales, quizá el más importante vino de los laboratorios y fábricas de la IG Farbenindustrie. Se dice que nunca antes, había habido un almacén con tanta información secreta. Abarcaba combustible líquidos y sólidos, metalurgia, goma sintética, textiles, productos químicos, plásticos, drogas, colorantes. Un especialista americano en colorantes dijo que: “Incluye el conocimiento y las fórmulas secretas de más de 50.000 colorantes. Muchos de ellos más rápidos y mejores que los nuestros. Muchos son colores que nunca hemos sido capaces de hacer. La industria del colorante americana avanzará un mínimo de 10 años”.
 
En temas de comida, medicina y la rama militar los hallazgos de los equipos de búsqueda no fueron menos impresionantes. Y en aeronáutica y misiles guiados se demostró que estaban alarmantemente en lo cierto. Uno de los secretos en alimentación que los alemanes habían descubierto fue la forma de esterilizar los zumos de fruta sin calor. El zumo era filtrado, luego refrigerado, luego carbonatado y guardado bajo 8 atmósferas de presión de dióxido de carbón. Luego se extraía el dióxido de carbón, el zumo pasaba a través de otro filtro el cual esta vez, eliminaba los gérmenes y se embotellaba. Era algo que sorprendió a los fabricantes de la época americanos.

La pasteurización de la leche por rayos ultra-violeta siempre había fracasado en otros países, pero los alemanes habían encontrado como hacerlo utilizando tubos de gran longitud y simultáneamente como enriquecer la leche con vitamina D. En una fábrica en Kiel, los investigadores británicos de la “Joint Intelligence Objectives Committee” encontraron que el queso que fabricaban de alta calidad, estaba hecho con un nuevo sistema de alta velocidad. Unos 80 minutos desde el inicio hasta la cuajada, según los ingleses. La industria quesera mundial jamás había logrado igualar algo así. La mantequilla en una industria cerca de Hamburgo, se producía de una forma que los americanos ansiaban: una máquina de fabricación contínua de mantequilla. Era un invento de los fabricantes de Stuttgart, que ocupaba menos espacio que las americanas y producía casi 700 kg por hora. La máquina se embarcó rápidamente a los USA para ser probada por el “American Butter Institute”.

Entre otras invenciones alimentarias alemanas había un sistema revolucionario para producir levadura en cantidades inacabables. La gran cantidad de licor de sulfito que venía de la madera de haya utilizada para fabricar celulosa, era tratada con un organismo conocido por los bacteriologos como arborea candida, que a altas temperaturas producía levadura. El producto acabado servía igual para animales o humanos. Su valor calórico era 4 veces el de la carne magra y contenía dos veces más proteinas. Los alemanes también habían desarrollado nuevos métodos para la conservación de la comida con plástico y técnicas avanzadas de refrigeración. La refrigeración y el aire acondicionado en los submarinos alemanes era tan eficiente que los submarinos podían viajar desde Alemania hasta el Pacífico, operar durante dos meses y luego regresar a Alemania sin tener que buscar agua fresca para la tripulación. Una mezcla secreta de plásticos incluyendo acetato de polivinilo, tiza y talco, se utilizó para recubrir el pan y el queso. Una loncha fresca del horno era sumergida, secada, sumergida de nuevo, luego calentada una media hora a 285 grados. Se conservaba en perfectas condiciones y se podía comer 8 meses después.

Los secretos médicos de la colección de documentos, según señaló un cirujano, había ahorrado a los USA años de investigación. Muchos eran revolucionarios como la técnica alemana de tratamiento a la exposición prolongada y generalmente fatal al frío. Este descubrimiento fue revelado por el Mayor Alexander. En cada uno de esos tremendos experimentos médicos, los pacientes eran revividos con éxito, tanto temporalmente como permanentemente, por inmersión inmediata en agua caliente. En dos casos en completa parada cardíaca y sin respiración de los pacientes, un baño caliente a 122 grados los reavivó. Antes del final de la guerra con Japón, este método fue adoptado como tratamiento para ser usado por todas la unidades de rescate en el mar, y generalmente aceptado por la medicina actual.

2 comentarios:

  1. Es curioso lo que es la presión de la Guerra y cómo hace evolucionar la ciencia y la técnica...

    Además de lo ya sabido sobre la Física Cuántica y Vorticial y Energía de Punto Zero hay algo que leí alguna vez y sobre lo que no he podido encontrar prácticamente nada: al final de la Guerra estaban trabajando, posiblemente sólo en teoría, sobre una química orgánica que no se basaba en el Carbono.

    A saber qué hubiese surgido de ahí ya que hoy en día se anda especulando entre los exobiólogos que podría haber formas de vida que se basen en el Silicio, uno de los elementos más abundantes en la Tierra y que forma mallas cristalinas muy interesantes, por no hablar de que Silicon Valley debe su nombre a la aplicación que le dan a éste curioso elemento componente principal del Cuarzo, piezoeléctrico entre otras muchas propiedades...

    Un saludo.

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  2. Magnífico articulo, señor Botaya. Aunque había leído y estudiado antes sobre el tema, su información es muy relevante e interesante.

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