martes, 2 de abril de 2019

STALIN Y EUROPA (1)


Ya he escrito en varias ocasiones sobre el plan comunista de Stalin para conquistar Europa, “liberarla” y someterla al “Paraíso del Proletariado”. El ataque alemán sobre la URSS del 22 de Junio de 1941, fue un ataque preventivo ante la amenaza real sobre Occidente que representaba Stalin y preparado para mediados de Julio de ese mismo 1941. No lo digo yo, lo dicen los historiadores rusos de nueva hornada y Vladimir Rezun, conocido como Viktor Suvorov, en su libro “Rompehielos”, cuya lectura recomiendo sin duda alguna.

El libro de Suvorov ha creado una discusión muy encendida en Rusia por afirmar y demostrar con documentos, fechas, nombres, lugares, discursos, divisiones, etc., el plan de Stalin que he comentado más arriba. Hay que decir también que Suvorov afirma esta tesis histórica no solo en el libro mencionado, sino en dos más; “Día M” y el tercero “La Última República: Por qué la Unión Soviética Perdió la II Guerra Mundial”. Me gustaría comentar este último en particular, aunque con algunos detalles de los otros dos.
 
Suvorov presenta abundantes pruebas de la intención de Stalin y la respuesta contundente de Hitler. Y las enormes bajas que sufrieron los soviéticos en esas fechas iniciales, ya que si bien era un ejército muy numeroso, también es cierto que no estaban preparados para la defensa, sino para el ataque. Como he dicho, en su primer libro “Rompehielos”, Suvorov nos detalla el despliegue de las tropas soviéticas en Junio de 1941, explicándonos cómo Stalin reunión una enorme cantidad de soldados y material, a lo largo de la frontera con Europa, pero no para defender a la URSS, sino preparándose para un ataque a Occidente y batallas decisivas en territorio enemigo. Los alemanes desmantelaron todo eso salvando a Europa de una enemigo cruel y decidido.
 
En su segundo libro “Día M” (Día de la Movilización), el escritor e historiador nos detalla entre finales de 1939 y el verano de 1941, cómo Stalin metódica y sistemáticamente construyó la fuerza mejor armada y poderosa del mundo, en aquel momento el primer super poder mundial, para conquistar Europa. Nos explica también la drástica conversión de un país hacia una economía de guerra. Los datos aportados son apabullantes y no dejan lugar a la duda. Y en su último libro, Suvorov añade la prueba indicada en los dos libros anteriores, para reforzar el argumento de que Stalin se preparaba para una guerra agresiva, enfatizando la motivación ideológica de las acciones del líder comunista. El título del libro se refiere al desgraciado país que sería incorporado como la “República Final” en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, con lo que se completaría la revolución proletaria mundial.
 
Como explica Suvorov, este plan era totalmente coherente con la doctrina Marxista-Leninista, al igual que las políticas de Lenin en los primeros años del régimen soviético. El historiador ruso argumenta de forma convincente de que no fue León Trotsky (Bronstein), sino Stalin su rival, quien fue el discípulo fiel y entregado a la disciplina de Lenin para promocionar la revolución comunista en el mundo. Trotsky insistía en su doctrina de la “revolución permanente”, donde el joven estado soviético ayudaría a fomentar los levantamientos obreros y la revolución en los países capitalistas. Stalin en vez de eso quería que el régimen soviético tomase la ventaja de “armisticios” ocasionales, en la lucha para consolidar la potencia militar comunista y, al llegar el momento adecuado cuando un  gran ejército soviético estuviese mejor armado, atacar la Europa central y occidental. Con ello se añadirían nuevas repúblicas mientras que el rodillo militar aplastaba a todo lo largo del continente. Tras la exitosa consolidación y sovietización de toda Europa, la expandida URSS, sería capaz de imponer el poder comunista soviético en todo el globo.
 
Como nos muestra Suvorov más allá de toda duda, Stalin vio claramente que dar la elección libre a la avanzada gente de los países occidentales, jamás llevaría a que aceptasen el comunismo voluntariamente. Por lo tanto debía ser impuesto por la fuerza. Y también Stalin llegó a la conclusión de que sólo se podría realizar a través de una guerra mundial. Una prueba crucial a este respecto, es su alocución del 19 de Agosto de 1939, descubierta hace poco en los archivos soviéticos en la que el heredero de Lenin dice: “La experiencia de los últimos 20 años ha demostrado que en tiempos de paz el movimiento comunista nunca es lo suficientemente fuerte para alcanzar el poder. La dictadura de este partido sólo será posible como resultado de una gran guerra... Tendremos un amplio margen para desarrollar la revolución mundial”.
 
Además y como muchos teóricos soviéticos han insistido siempre, el comunismo no puede coexistir de forma pacífica a medio y largo plazo con otros sistemas políticos. Por ello, el régimen comunista inevitablemente debe ser impuesto a la fuerza en todo el planeta. Tan importante es este objetivo de la “revolución mundial” en la naturaleza y desarrollo del “Primer Estado de los Trabajadores”, que era un elemento crucial de la agenda soviética incluso antes de que Hitler y su movimiento Socialista Nacional llegasen al poder en Alemania en 1933.
 
Stalin eligió atacar en el momento y lugar de su elección. Para ello, el desarrollo soviético del sistema más avanzado de armas ofensivas, sobre todo tanques, aviones y paracaidistas, había empezado a principios de los años 30’s.
 
Para asegurar el éxito, a finales de 1939, Stalin ordenó acelerar la construcción de la potente máquina de guerra, que sería superior en cantidad y calidad a cualquier fuerza que se opusiese. Su primera orden secreta para la movilización industrial total del país, fue emitida en Agosto de 1939. Una segunda orden de movilización total, esta para la movilización militar, sería emitida el mismo día en que la guerra debía empezar. La operación alemana de Junio de 1941, desmanteló el plan bien preparado para “liberar” Europa. En este sentido, Suvorov sostiene que Stalin “perdió” la II Guerra Mundial. El líder soviético sólo podía ver “meramente” la derrota de Alemania y la conquista de Europa como algo “decepcionante”. 

Según Suvorov, Stalin reveló esta decepción sobre el resultado de la guerra de varias maneras. Primero, fue el Mariscal Zhukov no él, quien tuvo el mando supremo del Ejército Rojo y que dirigió el desfile de la victoria de 1945. Segundo, no hubo autorización oficial para un desfile de la victoria el 9 de Mayo, hasta la muerte de Stalin. Tercero, Stalin nunca lució ninguna de las medallas que ganó tras el final de la II Guerra Mundial. Cuarto, una vez y con depresión, expresó a los miembros de círculo más íntimo su deseo de retirarse ahora que la guerra había acabado. Y quinto, y quizás el más explicativo, Stalin abandonó el trabajo del largamente planificado Palacio de los Soviets.
 
El enorme palacio de los Soviets, aprobado por el gobierno comunista a principios de los años 30’s, iba a tener casi 400 metros de altura, con una estatua de Lenin encima de más de 90 metros, todo más alto que el Empire State. Iba a construirse en el lugar de la antigua Catedral de Cristo Salvador. Bajo orden de Stalin, este magnífico símbolo de la vieja Rusia fue demolido en 1931, un acto en el que los dirigentes comunistas borraban simbólicamente el alma de la vieja Rusia, para dar espacio a la pieza central de la URSS mundial.

4 comentarios:

  1. Otro excelente artículo Sr. Botaya. Gracias a usted descubrí el libro " Rompehielos ", del cual le estoy agradecido. Un libro fascinante con multitud de datos y documentos muy interesantes. Ahora que nos informa de la existencia de otros 2 más del mismo autor, su lectura me será casi obligada. Muchas gracias por sus excelentes artículos.

    ResponderEliminar
  2. Otro excelente artículo Sr. Botaya. Gracias a usted descubrí el libro " Rompehielos ", del cual le estoy agradecido. Un libro fascinante con multitud de datos y documentos muy interesantes. Ahora que nos informa de la existencia de otros 2 más del mismo autor, su lectura me será casi obligada. Muchas gracias por sus excelentes artículos.

    ResponderEliminar
  3. Hay una contradicción en tu artículo, defiendes que Hitler pretendía proteger europa de una inminente invasión del régimen orwelliano de la URSS. Hasta ahí todo bien pero resulta que el historiador Antony Sutton demuestra que tanto a Hitler como a Stalin le apoyaron las mismas familias de poder y corporaciones norteamericanas, en este caso Alemania y la Union Soviética solo serían pieza de un mismo mecanismo cuyo interes solo es el de generar guerras para frenar la evolución natural del Ser Humano haciendole derrochar energías y recursos en conflictos sin sentido pero muy rentable para los amos, con beneficios económicos por la venta de armas beneficios inmateriales metafísicos de magia negra por el ritual a su gran arquitecto arconte más la oportunidad que da un conflicto para reforzar el sistema de control de las masas modificando el régimen político a uno más restrictivo y despotico que el anterior, gracias entre otras cosas a los conocimientos que adquiere el poder en ese tipo de eventos.
    https://m.youtube.com/watch?v=hXFFBLAZUzE

    ResponderEliminar
  4. Impecable señor Botaya, aunque meses tarde acabo de descubrir éste estupendo artículo y voy a los siguientes. Ojalá publique más cosas, muchos seguimos sus novedades aunque sea con retraso como es mi caso.

    ResponderEliminar