miércoles, 3 de abril de 2019

STALIN Y EUROPA (2)


Todas las “Repúblicas Socialistas” del mundo, incluyendo la “Última República”, estarían representadas en el “Palacio de los Soviets”. En la enorme sala principal de ese edificio ciclópeo, estaría inscrito el juramento que Stalin hizo de forma casi religiosa, en el entierro de Lenin. Incluiría sus palabras “Cuando Lenin nos dejó, nos legó la responsabilidad de reforzar y expandir la Unión de Repúblicas Socialistas. Te prometemos, camarada Lenin, que llevaremos adelante de forma honorable tu mandato sagrado”. Sin embargo, sólo los cimientos de ese monumento grandioso fueron completados y, durante los años 90’s, tras el colapso de la URSS, la Catedral de Cristo Salvador fue increíblemente reconstruida sobre el mismo lugar.

Durante décadas, la versión oficial de la guerra soviético-alemana de 1941 a 1945, apoyada por los historiadores oficiales del sistema, tanto en la URSS como en Occidente fue algo así: “Hitler lanzó un ataque relámpago sorpresa contra la Unión Soviética, que no estaba preparada, confundiendo a su líder el fiable Stalin. El Führer alemán estaba guiado por la locura del “Espacio Vital” y los recursos naturales del Este primitivo, y por su implacable determinación de aplastar al “Comunismo Judío”, de una vez por todas. En su ataque traidor, que fue una parte importante de su loca conducta hacia la “conquista del mundo”, los agresores “nazis” o “fascistas”, lograron al principio acabar con la resistencia con su  moderna superioridad en tanques y aviones”.
 
Esta visión, que fue confirmada por los jueces aliados en el Tribunal de Nuremberg tras la guerra, es ampliamente aceptada todavía tanto en Rusia como en los USA. En la Rusia de hoy, la mayoría de la gente y no solo los nostálgicos del régimen soviético, aceptan esta versión políticamente correcta. Al menos en una cosa es positiva, “explica” las enormes pérdidas de vidas y material de la URSS.
 
Contrariamente a la versión oficial de que la URSS no estaba preparada para la guerra en Junio de 1941, nos dice Suvorov, fueron los alemanes los que no estaban preparados para la misma. Alemania preparó la ofensiva “Barbarosa” de forma precipitada y pretendía una victoria relámpago en 4 ó 5 meses, con unas fuerzas numéricamente inferiores, avanzando en tres grandes grupos de ejército: Norte/Centro/Sur y que estaba condenada al fracaso desde el principio. Además, Suvorov sigue diciendo que a Alemania le faltaba materia prima, incluyendo petróleo, esenciales para mantener una guerra de esas dimensiones.
 
Otra razón de la falta de preparación alemana, sigue el historiador, fue que sus líderes militares subestimaron la capacidad de las tropas soviéticas en la guerra con Finlandia de 1939/1940. Lucharon y debe decirse bajo condiciones extremas de frío, 40º bajo cero, con espesores de nieve tremendos, contra muy bien diseñadas y reforzadas fortificaciones de hormigón armado y túneles e instalaciones subterráneas de la “Línea Mannerheim”. A pesar de todo ello, se olvida a menudo que el Ejército Rojo consiguió forzar a los finlandeses a aceptar un armisticio humillante. Siempre es un error, enfatiza Suvorov, el subestimar a tu enemigo. Pero Hitler cometió ese error crítico. En 1943, cuando la marea se volvió contra Alemania, Hitler admitió su errónea evaluación de las fuerzas soviéticas dos años antes.
 
Por mi parte, creo que el error de Hitler no fue el atacar a la URSS (sin duda era un riesgo descomunal como operación, pero un peligro real para el mundo como se ha demostrado posteriormente), sino el no haber aprovechado a las poblaciones de las Repúblicas Bálticas y sobre todo Ucranianas, que les recibían como libertadores, para dotarles de armas y uniformes y que se hubiesen encargado de acabar con la URSS. Tenían un odio feroz al comunismo y hubiesen arrasado Moscú y llegado hasta los Urales. Hubiesen muerto por Hitler y acabado con el comunismo soviético y eran millones. Pero creo que ahí sí que se equivocó. No se fiaba de ellos y como artista que era ante su obra pictórica, los eslavos no entraban en el cuadro.
 
Para demostrar que fue Stalin y no Hitler, quien sí estaba preparado para la guerra, Suvorov compara el armamento alemán y soviético a mediados de 1941. Habitualmente se acepta el axioma militar de que las fuerzas atacantes deben de tener una superioridad numérica de 3 a 1 sobre los defensores. Cuando los alemanes atacaron en Junio de 1941, atacaron con un total de 3.350 tanques, mientras que la URSS disponía de 24.000, es decir, siete veces más o 21 veces más de lo considerado como suficiente para una defensa adecuada. Además, sigue Suvorov, los tanques soviéticos eran superiores en todos los aspectos técnicos incluyendo potencia de fuego, radio de acción y blindaje. Recordemos que Alemania en ese momento disponía de los modelos Panzer I, II, III, Stg., y pocos del modelo IV, cuyos blindajes y cañones eran insuficientes.
 
Como así fue, el desarrollo soviético de tanques pesados había empezado a principios de los años 30’s. Por ejemplo, ya en 1933 los soviéticos estaban ya produciendo y distribuyendo a sus fuerzas el modelo T35, de 45 toneladas con 3 cañones, 6 ametralladoras y un blindaje entonces de 30 mm. Los alemanes sólo comenzaron algo así en la segunda parte del año 1941, con los modelos "Tigre" y “Pantera” y que aparecieron en combate en Kurks, Julio de 1943. En 1939, los soviéticos ya tenían 3 modelos de carros pesados. Además, diseñaron sus tanques con cadenas más anchas, con el motor y la rueda tractora detrás, mejorando notablemente la visión del conductor. Los tanques alemanes tenían una distribución interna menos eficiente con el motor detrás y la rueda tractora en la parte frontal. 
 
Cuando empezó la guerra contra la URSS, nos indica Suvorov, Alemania no tenía tanques pesados, sólo 309 tanques de tipo medio y 2.668 ligeros e inferiores. Por su parte, los soviéticos al inicio tenían a su disposición que sus tanques no solo eran más pesados, sino de más alta calidad. Lo que dice Suvorov es cierto, pero en el manejo de los tanques, tácticas de  uso y combate y, sobre todo, comunicación entre las unidades blindadas, los alemanes eran infinitamente mejores, más modernos. Pensemos que la vida media de un T34 soviético, por ejemplo, no pasaba de las 23 horas. Es decir, o bien era destruido o se averiaba. Y se debe añadir que la logística de recuperación y/o reparación de tanques en el lado soviético era inexistente. Sencillamente se abandonaba el vehículo allá donde estuviese. Los alemanes no solo recuperaban el tanque, sino que se reparaba y volvía al frente. Eso requería una estructura de talleres, herramientas y movimiento muy grande.
 
Suvorov, citando el libro del general de tanques Heinz Guderian, dice que en la Primavera de 1941, Hitler permitió que se mostrasen a una comisión militar soviética las escuelas de tanques y fábricas alemanas. Los soviéticos se negaban a admitir que el Panzer IV fuese el modelo más pesado y potente del arsenal alemán. De hecho creyeron que les ocultaban algo y se quejaron de que no habían cumplido la orden del Führer de mostrarles todo. La comisión fue tan insistente en este asunto que los fabricantes y el grupo alemán que les acompañaba concluyó que “Parece que los rusos ya tienen tanques mejores y más pesados que nosotros”. Fue al final de Julio de 1941 cuando el T34 apareció en el frente y el enigma del nuevo modelo soviético quedó aclarado.
 
Los rusos introdujeron sus gigantes blindados con los modelos Kliment Vososhilov (KV I y II), en acción cerca de Raseiniai, en Lituania, aunque el KVII, con su cañón de 150 mm, ya había aparecido en la guerra con Finlandia en 1939. Pesaban 43 toneladas el KVI y 52 el KVII, algo brutal para época y para los alemanes que los consideraban imparables. En uno de esos combates, un KVII recibió 70 impactos directos y ninguno penetró el blindaje. Es decir, Alemania se enfrentó a los colosos soviéticos con tanques demasiado ligeros, pocos en número e inferiores en potencia de fuego y eso siguió mientras la guerra avanzaba. Sólo en 1942, las fábricas soviéticas produjeron 2.553 tanques pesados, mientras que los alemanes produjeron sólo 89! Incluso al final de la guerra uno de los mejores tanques fue el modelo IS Stalin.
 
Con ironía, Suvorov urge a los historiadores oficiales del sistema el estudiar el libro sobre tanques soviéticos de Igor P. Shmelev, publicado en 1993 por Hooby Book Publishing Co. en Moscú. El trabajo honesto de un analista militar aficionado como Shmelev, es muy superior a los de los empleados pagados por el gobierno para saber la verdad.

1 comentario:

  1. Excelente Sr. Felipe!! leì tambièn que mientras en el lado sovietico parece que ni radios eficientes tenìan y en el lado Angloamericano sus microfonos eran de manos, escuchandose estruendosos ruìdos de vanillas al piso, gritos etc.. en el lado alemàn la comunicaciòn era en FM y los micròfonos adheridos a la garganta lo que la fidelidad de sonido era absoluta!!

    ResponderEliminar