jueves, 1 de marzo de 2018

LA INGENUIDAD DE CIENTÍFICOS Y TÉCNICOS (1)


He tenido la ocasión de trabajar con técnicos, ingenieros y especialistas en diferentes empresas, disciplinas y lugares del mundo. Reconozco que me ha gustado siempre hablar con ellos sobre los temas más diversos y reconozco lo brillantes e ingeniosos que son para la resolución de problemas técnicos, lo cual es lógico. Quizás el hecho de que me guste la mecánica y los motores de explosión y/o eléctricos y su funcionamiento, me ha permitido entender complejos términos técnicos y casi hablar de tú a tú con ellos. Pero al mismo tiempo, esa misma brillantez se vuelve oscura y cándida cuando se trata de hablar sobre temas sociales, históricos e incluso políticos. La poca visión, idea y buena fe de estos profesionales puede ser astronómica.


Es evidente que estoy generalizando y haber hay de todo, pero es algo característico en los que he conocido y conozco. No quiero que se enfaden aquellos lectores que sigan una disciplina técnica y espero que su sentido del humor sea superior. Sin embargo, digo esto porque hay ejemplos históricos que confirman lo que digo aunque a un nivel muy alto. Y me refiero al físico danés Niels Bohr (Octubre 1885-Noviembre 1962), uno de los más grandes científicos del siglo XX. Fue el segundo de tres hijos nacidos en una familia de clase media-alta. Su madre Ellen, era la hija de un importante banquero judío. Su padre, Christian, fue profesor de fisiología en la Universidad de Copenhage y fue nominado en dos ocasiones para el Premio Nobel.
 
Niels Henrik David Bohr fue el primero en aplicar el concepto cuántico, que restringe la energía de un sistema a ciertos valores discretos y a la estructura atómica y molecular. Por ello recibió el Premio Nobel en 1922. Sin embargo, y según mi ejemplo arriba citado, Bohr tenía la creencia ingenua de que las armas nucleares inspirarían a los aliados a una paz global y cooperación entre las naciones. Una Arcadia feliz...
 
Seguramente no entendió o no fue capaz de ver la naturaleza criminal de los líderes políticos con los que hablaba habitualmente... Bohr, a pesar de sus extraordinarios conocimientos científicos, era absolutamente ingenuo al creer que esos líderes violentos y criminales serían persuadidos por sus ideas. Los aliados victoriosos, tanto en el Este como en el Oeste, sumieron a la Europa Occidental en un nuevo sistema de vida totalmente amoral y destructivo y, a la Europa del Este a los horrores del comunismo soviético. Las sangrientas revoluciones comunistas se expandieron hasta China y más allá. La inmensa escala de sufrimiento humano que iban a aplicar era perfectamente previsible.
 
Volviendo a nuestro amigo Bohr, no estoy hablando de un cualquiera del mundo científico ya que fue alguien mundialmente admirado por sus colegas. Oppenheimer, responsable del fracasado Proyecto Manhatan, dijo de él que “Sería difícil exagerar lo mucho que venero a Bohr”. En 1920, el farsante de Einstein le escribió a Bohr “No es habitual en la vida que un ser humano me haya causado tal alegría por su mera presencia como usted ha hecho”. Pau Dirac describió a Bohr como el “Newton del átomo” y “el más profundo pensador que he conocido”. Todo esto es lógico sobre el científico. Bohr fue un pionero en la contribución para la comprensión de la estructura atómica y la física cuántica. También concibió el principio de la complementariedad, que dijo que aplicaba en todas las cuestiones importantes de la vida incluyendo la física. Edward Teller escribió “Bohr era la encarnación de la complementariedad, la insistencia en que cada cuestión importante tiene una cara opuesta que aparece como mutuamente exclusiva con la otra. El entendimiento de la cuestión se hace posible sólo si la existencia de ambas caras es reconocida”. La teoría de Bohr se aplica a preguntas importantes en general, no sólo a las que se formulan en física. Curiosamente, Bohr jamás aplicó su principio de la complementariedad para entender los orígenes de la II Guerra Mundial. Para Bohr la posición de los aliados era la única realidad verdadera.
 
Bohr se enfadó cuando Hitler aplicó una ley en Abril de 1933 en la que no permitía a los judíos trabajar como funcionarios en Alemania. Esta ley provocó que unos mil judíos alemanes, en cargos académicos y de investigación, tuviesen que buscar trabajo fuera de ese ámbito. Bohr fue incansable en su esfuerzo para encontrar puestos de trabajo para los físicos judíos durante los años 30. Escribió cartas, encabezó comités, busco financiación y envió a amigos a buscar trabajos en cualquier lugar del mundo. Bohr se enfadó aún más cuando Alemania invadió su país natal, Dinamarca. La decisión alemana de invadir Dinamarca estaba basada en el plan del general Nikolaus von Falkenhorst, que indicaba que era deseable ocupar Dinamarca como una “puente terrestre” hacia Noruega. Dinamarca se rindió rápidamente el 9 de Abril de 1940. No había otro interés concreto en esa ocupación, sino el de salvaguardar el aprovisionamiento de materia prima desde Suecia y eliminar la amenaza de la presencia militar francesa e inglesa en los países escandinavos. No olvidemos que Francia e Inglaterra habían declarado la guerra a Alemania el 3 de Septiembre de 1939... Es decir, estaban en guerra.
 
Bohr no sabía que Alemania invadió Dinamarca y Noruega porque la inteligencia militar indicó que los aliados planeaban invadir Noruega. Un informe diplomático alemán del 30 de Marzo de 1940, decía que los aliados iban a llevar a cabo operaciones militares en el Norte de Europa en muy pocos días. La inteligencia sabía también que el Consejo Superior Aliado de Guerra, planeaba minar las aguas noruegas y esas operaciones empezaron el 8 de Abril de 1940. Estos actos fueron una clara violación de la neutralidad noruega y constituían un acto de guerra en toda regla. Incluso el farsante de Winston Churchill reconoció el minado ilegal de las aguas noruegas “Entre las 4:30 y las 5:00 del 8 de Abril, cuatro destructores británicos minaron la entrada del fiordo del Oeste, el canal hacia el puerto de Narvik. A las 5:00, las noticias fueron radiadas desde Londres y a las 5:30 una nota del Gobierno de su Majestad fue entregada al Ministro de Asuntos Exteriores noruego. Hubo protestas esa misma mañana en Oslo contra Londres”. ¿Es lo mínimo, no, Sr Churchil? (ver: https://wearswar.wordpress.com/2017/10/11/how-britain-forced-the-invasion-of-norway-denmark-by-germany-then-blamed-hitler-again/)
 
A pesar de la agresión británica Bohr siempre culpó a Hitler por ocupar Dinamarca y empezar la II Guerra Mundial. Oppenheimer, que habló mucho con Bohr en Los Álamos, explicó la posición del mismo a este respecto “Bohr siempre habló con desprecio de Hitler, el cual con unos pocos cientos de tanques y aviones había tratado de esclavizar Europa durante un milenio”. Decía Oppenheimer que Bohr animaba a los científicos de Los Álamos para trabajar en la bomba atómica para prevenir que esa agresión volviese a suceder”. Bohr escribió una carta abierta a las Naciones Unidas “Cuando la guerra acabó y las grandes amenazas de opresión a tantas personas había desaparecido, un inmenso alivio se sintió en todo el mundo”. Bohr decía en esa carta que Alemania había intentado oprimir a la gente de otras naciones. Como yo mismo he dicho en este blog y muchos libros e informes que he tenido ocasión de leer y cotejar, Hitler no quería la guerra y menos mundial. La URSS, los USA y UK fueron los responsables directos de empezar la guerra mundial, ya que Alemania ponía en peligro al mundialismo que venía a aplicarse y a los elementos internacionalistas que pululaban y sangraban a los países. Bohr, que pedía aplicar su principio de complementariedad en todas las áreas de la vida, nunca consideró esa aplicación como una posibilidad siquiera remota en explicar el inicio de la II Guerra Mundial.

El 30 de Septiembre de 1943, Bohr viajó desde Alemania hasta la ocupada Copenhage y de allí a la neutral Suecia, escapando de su posible deportación a un campo de trabajo. Voló a Londres unos días después, donde fue informado por científicos británicos del esfuerzo enorme de americanos e ingleses para construir la bomba atómica. Bohr fue rápidamente involucrado en el problema político de qué sucedería después de la construcción de la bomba. Aplicó su principio de complementariedad en el proyecto atómico aliado y pensó que debido al enorme poder destructivo de ese tipo de bombas, haría que la guerra no durase o sencillamente, ya no se produjese. Eso sería como una bendición ya que forzaría a una cooperación internacional entre las naciones y evitar las guerras. Loable objetivo, pero absolutamente irreal...

1 comentario:

  1. Hay verdades populares inmutables y cada día estoy más convencido de ésta: "La cara es el espejo del alma".

    https://cvc.cervantes.es/lengua/refranero/ficha.aspx?Par=58843&Lng=0

    Un saludo.

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