miércoles, 1 de noviembre de 2017

UN EJÉRCITO MEJOR QUE EL DE SUS ENEMIGOS (y 2)


Estos problemas fueron entendidos claramente en USA y en UK antes de que la campaña de 1944 empezase. Pero los jefes del estado mayor expresaron su confianza en que la superioridad numérica era tan grande que cualquier inferioridad cualitativa era algo aceptable. Esta confianza fue un engaño fatal. Una y otra vez, las muy inferiores fuerzas alemanas equipadas con un puñado de Panzer IV, Tigres, Panteras o cañones del 88, eran capaces de detener ataques aliados mucho más potentes.

Para el ejército americano en Europa, desde el principio hasta el final, las dificultades críticas se centraban en el rendimiento de la infantería, los soldados que eran la punta de lanza. Estas tropas soportaban el peso de la batalla y las bajas. Un informe de las lecciones tácticas de la campaña de Normandía del Primer Ejército decía: “Es esencial que el entrenamiento de la infantería les imbuya de una actitud agresiva. Muchas unidades no adquieren esta actitud hasta mucho después de haber entrado en combate y algunas jamás. Por otro lado, las unidades que disponen de personal especialmente seleccionado como las tropas aerotransportadas y los Rangers mostraron una espíritu agresivo desde el principio. El soldado medio de infantería se fía demasiado de la artillería de soporte para aplastar las posiciones enemigas en su avance...”
 
El general Mark Clark escribió desde Italia en el verano de 1944: “Sin duda alguna nuestro entrenamiento no ha producido todavía oficiales y hombres disciplinados”. En el invierno de 1944 y la Batalla de las Ardenas, las fuerzas del general Omar Bradley dieron un rendimiento muy superior al de los meses de Junio y Julio en Normandía. Hasta el final de la guerra y considerando la masa del ejército USA en vez de solo las conocidas divisiones 1ª, 4ª y 9ª Aerotransportadas, la infantería americana, su nivel táctico y sobre todo su liderazgo, dejaban mucho que desear. Uno de los grandes logros americanos en la guerra fue la expansión de una pequeña fuerza en tiempos de paz de 190.000 hombres a un ejército de más de 8.000.000 de hombres. Y, la inevitable consecuencia de esta transformación fue una escasez crónica de líderes de alta calidad y bien entrenados. En todas las guerras USA, sus aliados están de acuerdo en que un oficial de West Point no tiene rival. El problema en la II Guerra Mundial es que no habían suficientes para comandar un ejército de ese volumen.
 
Igualmente, los logros de la 82ª y 101 Divisiones Aerotransportadas mostraron lo que un soldado americano bien entrenado es capaz de hacer. Se ha puesto mucha atención en la Operación Market Garden de Septiembre de 1944 en Holanda, y el heroico sacrificio de la 6ª División Aerotransportada británica. Ya actualmente los historiadores con análisis objetivos de la situación y algunos testigos británicos, creen que las divisiones USA fueron más profesionales en su capacidad de combate que los británicos. Y si el general Matthew B. Ridgway hubiese sido nombrado como comandante de la operación en vez del general británico Frederick A.M. Browning, el resultado de la batalla hubiese sido mejor para los aliados. Por ello, sería absurdo sugerir que los USA no eran capaces de tener soldados de infantería de élite. Tanto la USAF como la Marina USA, tuvieron dificultades para atraer oficiales de alta calidad militar. Ser un soldado en America nunca fue una oferta de interés, salvo para una cuantas miles de familias del Ejército. Tradicionalmente ha sido una forma por la cual chicos de orígenes modestos, Eisenhower y Bradley entre ellos, podían aspirar a construirse una carrera en la vida.
 
El General George S. Patton escribió “Es un hecho desafortunado y trágico que entre nuestros intentos de prevenir la guerra, les hemos enseñado a nuestra gente a empequeñecer las cualidades heroicas del soldado”. Mientras en Europa los jóvenes de la élite de cada nación tradicionalmente gravitaban hacia las armas clásicas “rifle y caballería”, la élite USA del siglo XX mostraba otros entusiasmos. Los mejores en USA gravitaban hacia las armas especializadas, funciones de dirección militar o trabajos en el mando. Eso no niega que muchos de ellos lucharon con distinción y bravura en Europa, pero creo que es razonable sugerir que en la II Guerra Mundial, las unidades de infantería sufrieron de una escasez severa de oficiales líderes.
 
En la primavera de 1944, el Departamento de Guerra USA se dio cuenta del gran error que se había cometido dando a la infantería reemplazos de baja calidad. A pesar de que la infantería llegaba hasta el 6% de todos los hombres en servicio, soportaban el 80% de las bajas americanas en Europa. Mientras que el 54,3% del ejército alemán eran soldados combatientes, este porcentaje bajaba hasta el 36% en el caso USA. Sobre el 45% de la Wehrmacht estaba en divisiones de combate, contra el 21% de los USA. Los americanos tenían una mayor proporción de oficiales que de soldados y muchos de esos oficiales eran empleados lejos del frente en vez de en formaciones de combate. En el último año de guerra, se hicieron grandes esfuerzos para mejorar esta situación y llevar reemplazos de alta calidad a la infantería y mejorar su nivel de entrenamiento y liderazgo. En todo ello se empezó a notar un cierto éxito. Sin embargo, ni los USA ni UK jamás alcanzaron la extraordinaria profesionalidad del soldado alemán.
 
Ello incrementaba las dificultades a Eisenhower y sobre todo de que pocos soldados aliados se veían a sí mismos como civiles en uniforme militar temporalmente, mientras que los alemanes tenían una habilidad innata para pasar de oficinistas, vendedores, chóferes, etc., a soldados de forma natural. Unos de los tópicos de la propaganda aliada durante la guerra era la imagen del soldado alemán como un “cabeza cuadrada inflexible”. En realidad, el soldado alemán mostró invariablemente una mucho mayor flexibilidad en el campo de batalla que el soldado aliado. El Mayor-General británico Brian Wyldbore-Smith dijo que “Los alemanes estaban preparados para actuar... siempre”. Eran muy buenos en los contra-ataques tras haber perdido terreno. Podían mantener una posición durante mucho tiempo y luego retirarse perfectamente.
 
Tampoco cada soldado alemán era Superman, ni cada formación era de la misma alta calidad. Tras la Batalla de las Ardenas, y a pesar de los últimos intentos de la Wehrmacht en occidente, los aliados ya no volvieron a combatir con unidades de alta calidad. Pero en 1944, mientras se cometían errores en el el Alto Mando alemán, a nivel regimental el soldado alemán consiguió auténticos milagros. Había un contraste entre actitud y comportamiento de la mayoría de jóvenes británicos y americanos en el campo de batalla en comparación con los alemanes y eso no era el resultado del supuesto fanatismo político del enemigo. John Hersey lo explica de forma vívida de una unidad de Marines en Guadalcanal “Cuando mirabas a los ojos de esos chicos, no sentías pena por los Japos: la sentías por los chicos. El uniforme, la bravata... eran sólo camuflaje... Eran simplemente chicos americanos. No querían ese valle o nada de esa jungla. Eran ex-tenderos, ex-trabajadores de la autopista, ex-administrativos, ex-colegiales, chicos con un historial limpio, no asesinos”.
 
Pero en la guerra, el ejército que se muestra más exitoso en convertir a reclutas en asesinos tiene una ventaja enorme. Montgomery escribió desde el desierto a Sir Alan Brooke en Londres, en línea con Hersey que “El problema de nuestros chicos ingleses es que no son asesinos por naturaleza”. En Mayo de 1945 los aliados consiguieron la victoria a través del tremendo esfuerzo de los soviéticos que habían provocado las 3/4 partes de las bajas en el Ejército Alemán, y segundo a través del despliegue de unos recursos  enormes e inagotables. Se puede argumentar que tras 1945, en la búsqueda de lecciones de la II Guerra Mundial, los USA cometieron el error de revertir el orden de estos factores. Los comandantes USA volvieron a casa creyendo que habían demostrado que un enorme poder aéreo y de fuego no es sólo un suplemento crítico sino un sustituto efectivo para la infantería.
 
Si ello es así, eso fue un error de juicio que continuó costando vidas a los USA. Las escaseces de la infantería USA en la II Guerra Mundial se repitieron en Corea y en Vietnam. Es una gran engaño suponer que la guerra en Indochina reveló problemas únicos y sin precedentes en el ejército USA. Ese ejército creado en la II Guerra Mundial sufrió debilidad y dificultades. Esas debilidades mostradas por los medios y por la derrota, han existido desde la II Guerra Mundial, pero nunca se han discutido hasta ahora.
 
Muchos soldados profesionales occidentales creían en 1944/45 y aún creen hoy, que hasta que los USA no puedan resolver el problema de crear fuerzas masivas de infantería efectiva y bien entrenada, el continuo compromiso con la tecnología y el dinero no será suficiente para tener una defensa efectiva. Y les faltaba y les falta algo que al ejército alemán le sobraba y era idealismo y capacidad de lucha, resistencia y muerte por lo creían justo. Eso los aliados no sabían ni que existía. Lo que se llama la "razón de lucha".

7 comentarios:

  1. la educacion primaria, y valores basicos son los que forjan el caracter de las personas y definen su calidad como individuos, a caso el pueblo aleman formaba asi a su poblacion? y esa pequeña tarea influyo en la transicion civil a militar ?. Felipe, gracias por tus articulos tus libros y por compartir

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  3. La guerra en Europa, por la propia geografía, favoreció a las potencias aliadas, que gracias a la capacidad industrial de los USA, fueron capaces de doblegar a base de cantidad de medios materiales la superior calidad humana y técnica de Alemania.
    Cuando la geografía no favorece el despliegue de material, lo que cuenta es el factor humano, esto lo sufrieron los americanos en Vietnam, donde el espíritu indomable de los vietnamitas Unido a unas condiciones naturales favorables, llevo a los todopoderosos USA a la derrota.

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  4. Apreciado Sr. Botaya;
    Hasta hoy he sido un admirador silencioso de su blog, del que comparto la gran mayoria de intereses y conclusiones.
    Permitame hacer esto extensivo a los comentaristas habituales y a la gran calidad de sus intervenciones.
    Siempre, siempre es un placer visitarles.
    En humilde correspondencia, siento la necesidad de hacer alguna aportación, en este caso de un reciente hallazgo que pudiese arrojar aún mas luz sobre este tema, puesto que a mi entender sus raíces e implicaciones son mucho mas profundas de lo que pueda parecer.
    Se trata de una obra que tiene por título "On Killing" subtitulada "The Psichologycal Cost of Learning to Kill in War and Society" escrita por el Lieutenant David Grossman y publicada por Back Bay Books en 1995. Puede descargarse de Internet como pdf.
    Si a mis vivencias debo atenerme, creo que no existen ex soldados.

    Un cordial saludo, y que viva muchos años su blog por el bien de Europa a través de la memoria histórica sin manipulación.



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    1. "Si a mis vivencias debo atenerme, creo que no existen ex soldados".

      Efectívamente, en especial si se ha participado en una guerra donde la muerte ha sido el escenario diario y la compañera inseparable. ¿Qué afortunado puede volver a casa y retomar el hilo de la vida como si nada hubiese pasado?.

      De los distintos relatos que hasta la fecha he podido leer, el más humano por sus sentimientos y pensamientos, en los cuales cualquiera se puede ver reflejado, es "The Forgotten Soldier" de Guy Sajer.

      Es una recopilación NOVELIZADA, de las vivencias del autor, un Alsaciano voluntario, durante la Segunda Guerra Mundial en la Gross Deutschland.

      Es mi opinión que es un libro imprescindible para cualquier soldado o aspirante a serlo. La guerra se queda con una parte de nosotros y cuando vuelves a casa no hay nada que rellene ese hueco...

      Un saludo.

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  5. Gracias Anónimo por tus explicaciones todas ellas muy interesantes y basadas. De acuerdo con los que dices de los ex-soldados.
    Un abrazo, Felipe Botaya

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  6. Como siempre, muy interesante; también las reflexiones. Gerald.

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