sábado, 3 de diciembre de 2016

ROCHUS MISCH


Hace ya un tiempo, concretamente el 5 de Septiembre de 2013, moría el último testigo directo que estuvo en el bunker de Hitler, durante la batalla de Berlín hasta el final del Führer. Su nombre era Rochus Misch y fue un antiguo guardaespaldas de Hitler. En el momento de su muerte contaba con 96 años de vida intensa. Misch nació en 1917 en el pueblo de Alt Schalkowitz, hoy en Polonia, quedando huérfano y siendo criado por sus abuelos.

Fue pintor antes de alistarse en las SS a la edad de 20 años. Sirvió en Polonia en 1939, antes de ser ascendido a formar parte del personal directo de Hitler. Uno de sus primeros trabajos fue llevar una carta del Führer a su hermana en Viena.

Su labor en el bunker eran toda las transmisiones telefónicas o por telégrafo a la distintas unidades que combatían en la ciudad y alrededor de ella. Siempre estuvo orgulloso de su trabajo y hablando de Hitler, siempre se refería a él como “el jefe”. Cuando comentaba su vida junto al Führer, siempre decía que “era alguien perfectamente normal..., no un bruto o un monstruo”. Esto se lo dijo a la agencia de noticias Associated Press, por lo cual era algo público y notorio.
 
Rochus Misch fue durante 5 años parte integrante del círculo más próximo a Hitler, como guardaespaldas, correo y operador de teléfono y telecomunicaciones, como he comentado más arriba. Por sus manos pasaban información, datos, secretos y tomas de decisiones militares, con lo que Misch fue testigo de excepción de todo ello y siempre pudo hablar con autoridad.
 
La Associated Press dijo que en la entrevista que le hicieron, siempre estaba lejos de las preguntas sobre culpabilidad y responsabilidad, diciendo que nunca supo nada del  Holocausto y que Hitler nunca sacó el tema de la Solución Final en su presencia. En 2009 dijo en la BBC que “Sabía de la existencia de Dachau y de forma general sobre los campos de concentración”. Esto era lógico ya que Dachau era uno de los campos más antiguos y operativo desde los años 30’s. “Pero no tenía ni idea de la escala. Nunca fue parte de nuestras conversaciones” y añadió “Pero debemos recordar que no ha habido una guerra donde no se hayan cometido crímenes y no la habrá jamás”.
 
En esa entrevista con la BBC, dijo “El entorno de Hitler, hablando de forma estricta, todos éramos guardaespaldas”. “Cuando Hitler viajaba, unos cuatro o seis de nosotros le acompañábamos en un segundo coche. Pero cuando estábamos en el apartamento del Führer en la Cancillería, también teníamos otras tareas”. “Dos de nosotros trabajábamos siempre como operadores de teléfono. Con un jefe como Hitler, siempre habían infinidad de llamadas”.
 
Con el avance aliado en los diferentes frentes y Alemania al borde de la derrota, Hitler se retiró a su bunker en Berlín y Misch se convirtió en el testigo final del drama que se desarrolló ahí el 30 de Abril de 1945. Misch dijo que él estaba al teléfono cuando Hitler se quitó la vida y que no pudo oír los disparos. Pero otros en el bunker sí que los escucharon y la secretaría privada de Hitler les dijo a todos que permaneciesen en silencio y ordenó que la puerta de la habitación de Hitler fuese abierta. Misch recuerda perfectamente a Hitler, tras su suicidio, sobre la mesa con su cabeza sobre la misma. Eva Braun estaba estirada en el sofá, con su cabeza hacia él.
 
Al día siguiente, Magda Goebbels, ordenó dar morfina y cianida a sus hijos, algo que ella había pensado y organizado desde hacia ya tiempo. Misch nos dice que entró en el bunker para hacerlo y a nadie se le permitió entrar ya que otros se lo hubiesen impedido. Le ayudó el doctor Ludwig Stumpfegger. “Todos sabíamos lo que pasaba. Una o dos horas después, Magda Goebbels, salió gritando. Se sentó en una mesa y permaneció allí completamente ausente”. Más tarde esa misma noche ella y su marido se suicidaron en los jardines de la Cancillería.

El 2 de Mayo de 1945, Misch escapó del bunker y fue capturado por los soviéticos poco después. Pasó casi 9 años como prisionero de guerra en la Unión Soviética, volviendo a su hogar en Berlín en la Navidad de 1953. Comenzó un nuevo negocio de decoración de casas, hasta que se retiró a mediados de los 80’s. Su mujer Gerda, con la que se casó en 1942, murió en 1997. Tuvieron una hija llamada Brigitta Jacob-Engelken, que dijo en la BBC en 2009, que su abuela materna le dijo que su madre era judía, algo que Misch nunca aceptó. Cuando era joven la hija aprendió hebreo y pasó un tiempo en un kibbutz en Israel. Como arquitecta trabajó en un proyecto de restauración de sinagogas locales en Alemania “No acuso a mi padre por lo que hizo, porque era un trabajo inofensivo”, dijo en 2009. Pero añadió que no podía entender por qué su padre, que permaneció fiel a Hitler hasta el final, no fue más crítico sobre la historia nazi.

Con la muerte del ayudante de Hitler Otto Gunsche en 2003, Misch se convirtió en el último testigo del final del III Reich en el bunker. Sus memorias tituladas “El Último Testigo”, fueron publicadas en Alemania cinco años antes de su muerte y se convirtió en un super-ventas. Algunos críticos dijeron que había exagerado su papel en el entorno de Hitler. Es interesante el comentario sobre su libro que hace el propio Misch “Mi nombre es Rochus Misch. Soy un hombre insignificante, pero que ha vivido cosas significativas”. Descanse en paz.

4 comentarios:

  1. La hija de Misch no sabia nada de la guerra solo lo que le contaron, de ahí que censurara la opinión del padre.

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  2. Pintaba "Bodegones" o "Arquitectura Muerta" cómo su "jefe"??
    Podrían haberse dedicado a la "brocha gorda".
    Empresa "Legends und Painting"??

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  3. Si se vive el tiempo suficiente en un mundo diferente al que estuvimos, llega un punto en el que cuesta creer que lo que vivimos fue real.

    "Las cicatrices nos recuerdan que el pasado es real".
    -Hannibal Lecter-

    En fin, ya llega la Navidad y he encontrado unos grandes almacenes del III Reich donde se puede encontrar de todo para regalar un presente:

    http://www.reichsversand.com/topangebote.php

    Han pasado 71 años y resulta que en vez de desaparecer, cada vez somos más Warten auf den T Tag.

    Un saludo.

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