viernes, 21 de octubre de 2016

LA PRESENCIA BLANCA MÁS ALLÁ DE EUROPA EN LA HISTORIA (1)


Me gustaría tocar un tema que llevo tiempo trabajando y que personalmente me gusta mucho. Estamos viviendo una época terrible de ataques desalmados y sin escrúpulos contra la raza blanca, los occidentales o europeos y la búsqueda de su destrucción y desaparición de la faz de la Tierra. Puede sonar brutal, pero es así. Sólo hace falta ver los movimientos de la alta política y del grupo que detenta el poder real, para ver que todo se encamina en esa dirección y cada vez más rápido. Es una pena y por ello vale la pena reivindicar quienes hemos sido y somos los blancos a través de la historia y sentir un orgullo sano que debemos defender.

Es necesario para ello introducirse en la tradición oral y escrita de muchos pueblos y culturas muy variadas y que van desde Norte y Sudamérica, Asia, China, Egipto, etc., hablan de “magos”, “brujos” o “señores de gran sabiduría y maestría”. Supuestamente y de acuerdo con los mitos y leyendas, ellos enseñaron a nuestros ancestros los rudimentos de la civilización. De acuerdo a todo ello, sin su ayuda no existiría hoy la civilización moderna. Vamos a por las pruebas de que disponemos.
 
A principios de los años 90, el arqueólogo alemán profesor Klaus Schmidt, descubrió un emplazamiento en el que había empezado la revolución de lo que que hoy entendemos como el pasado humano. Hasta ese momento, se había considerado a la civilización Sumeria como la más antigua y la primera en desarrollar la arquitectura, la agricultura, la escritura, etc. La civilización Sumeria data de unos de 3.500 años AC. Klaus Schmidt encontró un emplazamiento tan antiguo que se remonta a un tiempo en que se consideraba que los humanos apenas habían salido de las cavernas, mucho antes de cualquier forma de arquitectura, agricultura o sociedad organizada donde se pensaba que había existido, excepto en la imaginación de Platón y su famosa Atlántida, es decir unos impresionantes 12.600 años de antigüedad. Me estoy refiriendo a Gobekli Tepe que está situada cobre una cordillera al sudeste de la región de Anatolia en Turquía, y que cualquiera desde Graham Hancock, Andrew Collins o Laird Scranton, han discutido durante los últimos años. Me refiero a escritores famosos por sus libros y conferencias sobre la “arqueología prohibida” o una revisión de la historia antigua y prehistórica lejos de la oficial.
 
Gobekli Tepe es conocida por sus pilares en forma de T, en los que aparecen figuras talladas de animales extraños y que datan de 9.600 AC, y seguramente es la octava maravilla del mundo antiguo y cronológicamente, sin duda alguna, es la primera. No lejos de Gobekli Tepe están las ruinas de la antigua ciudad de Urfa. Fue ahí donde fue hallada la estatua más antigua conocida de un ser humano. Su gran cabeza y su larga y estrecha cara con una nariz prominente (parte de ella ha desaparecido durante los siglos), ha llevado a David Wilcox, experto en seres extraterrestres en la antigüedad y autor de “The Ascension Mysteries”, ha sugerir que el hombre de Urfa se un extraterrestre, vestido con un traje espacial. Por el contrario muchos creen, entre ellos yo mismo, que con sus ojos redondos, una túnica muy estilizada de aquel tiempo y manos cruzadas, el hombre de Urfa es tremendamente igual a los antiguos de habla indo-europea de aquel entonces. ¿Quién fue? ¿era la imagen de un rey muerto hacía ya mucho tiempo? ¿Un sacerdote? ¿Quizás un soldado o un hombre de estado? ¿o incluso quizás un antiguo dios?. No sabremos nunca la verdad. De todas formas, lo que es verdad es que ese nivel de sofisticación en el conocimiento científico, astronómico y arquitectónico que Gobekli Tepe representa claramente, hace 12.600 años, demuestra que seguramente hubo civilizaciones aún más antiguas que la precedieron.
 
Como nos dice David Childress, otro escritor de temas antiguos “no oficiales”, es imposible datar con precisión los bloques megalíticos de piedra, ya que con el carbono 14, el datado sólo puede hacerse sobre materia orgánica encontrada en los alrededores del emplazamiento, pero no en las piedras que no son orgánicas. Eso quiere decir que los emplazamientos neolíticos podrían ser más antiguos de lo que habíamos pensado y literalmente nos llevan atrás a los primeros pobladores europeos que se asentaron en esas zonas. Graham Hancock ha sugerido que ese emplazamiento fue construido por los supervivientes de una civilización extinguida que acabó sobre el 9.600 AC. Más adelante, este escritor elude el asumir que quizás fue construida por no-blancos. No se sabe. En su libro “Fingerprints of the Gods”, les llama “orgullosos africanos”. E incluso sugiere, sin base alguna, que esa civilización perdida era multicultural, por lo tanto trata de justificar la agenda anti-blanca. Yo creo que esa cultura antigua no se extinguió, sobrevivió y continuó hacia Europa y el Este próximo, una civilización que debería llamarse Civilización Occidental.
 
El colapso de Occidente durante la caída del Imperio Romano sólo fue un suceso temporal. Eso nos lleva de nuevo atrás hasta incluso una cultura no tan sofisticada que esa y que ha prosperado desde hace 9.000 años. La tecnología misma fue construida sobre el uso de los megalitos y otras estructuras semi-permanentes, no la tecnología digital de hoy en día. Esos bloques megalíticos de piedra y arquitectura monumental adicional, que los emprendedores civilizadores de nuestra raza fueron creando, eran mucho más sofisticados que nuestros ordenadores más avanzados. Detallan un nivel de precisión astronómica y cumplimiento que nos deja fuera de sitio en la actualidad.
 
En la remota proto-historia de la especie humana, cuando hablamos de la raza proto-aria, estamos hablando no sobre una concepción de una super raza socialista-nacional, sino de una raza muy antigua que va atrás en el tiempo en miles, sino millones de años. Estas cifras astronómicas parecen fascinantes al principio, pero hay pruebas de una raza superior en una época remota. Michael Cremo, autor de los libros “Forbidden Archaeology” y “Human Devolution”, presenta una explicación alternativa sobre la edad de nuestra especie, tomada directamente del “Puranas”, “Vedas” y otros escritos en sánscrito de la India. Los escritos sánscritos de la India antigua son Indo-Europeos en su origen, las sagradas escrituras de nuestro antepasados olvidados. Hablan en su mitología de una plazo de tiempo inmenso en el cual los humanos vivían en la Tierra y adoptaron continuos ciclos de civilización, que nacían y eran destruidos, sólo para reiniciar el ciclo. Esto está de acuerdo con el libro de Hertha von Dechend “Hamlet’s Mill”, que habla sobre la constante regeneración de la civilización que hemos visto a través de nuestra historia hasta la caída del Imperio Romano.
 
Esta historia de cataclismos y revitalización acabó con la emergencia de Europa desde la oscuridad hasta la subida del hombre occidental una vez más como maestro de la Tierra. En “Forbidden Archaeology”, Cremo recuenta las pruebas en la arqueología, generalmente ocultas por los arqueólogos del sistema oficial, que sugieren que la datación de la Tierra y la noción de que hemos evolucionado de los homínidos primitivos hasta los anatómicamente humanos modernos, ha existido sólo durante los pasados 100.000 años, es un mito, es falso. Cremo ha encontrado pruebas de que no sólo el moderno Homo Sapiens es de un tiempo muy remoto, sino que ha encontrado en esas eras pruebas de esqueletos anatómicamente modernos con rasgos distintivos caucasianos, similares a los encontrados en Kennewick Washington a principios de los 90. Con referencia a África, un lugar clave en la teoría del “Salimos de África”, al autor nos dice:
 
“Al Este de África las huellas descubiertas en depósitos de ceniza volcánica en Laetoli, tienen una antigüedad de 3,6 millones de años. Mary Leakey y otros dijeron que las huellas eran indistinguibles de las de un ser humano moderno. Para esos científicos, esto quería decir que los ancestros humanos de 3,6 millones de años de antigüedad tenían un pie similar al nuestro de hoy en día. Pero de acuerdo a otros científicos, como el antropólogo R.H. Tuttle de la Universidad de Chicago, los huesos fósiles de los australopitecus conocidos de 3,6 millones de años, muestran que tenían pies de mono. Por lo tanto esto era incompatible con las huellas de Laetoli. En un articulo de la revista “Natural History” de Marzo de 1990, Tuttle confesó que ‘nos han dejado con un misterio’. Parece permisible el considerar una posibilidad y es que ni Tuttle ni Leakey mencionaron que criaturas con cuerpos anatómicamente modernos que encajasen con esa huellas, existieron hace 3,6 millones de años en el Este de África. Quizás coexistieron con criaturas simiescas. Tan intrigante como pueda ser esta posibilidad arqueológica, las ideas actuales oficiales sobre la evolución humana la prohiben”
 
“Muchos científicos nos alertarán contra la posibilidad de la existencia de humanos anatómicamente modernos hace millones de años, sobre la débil base de las huellas de Laetoli. Pero hay más pruebas. Durante las últimas décadas, los científicos en África han desenterrado huesos fósiles remarcablemente humanos. En 1965, Bryan Patterson y W.W. Howells encontraron un húmero sorprendentemente moderno en Kanapi, Kenia. Los científicos juzgaron que el húmero tenía unos 4 millones de años. Henry McHenry y Robert S. Corruccini de la Universidad de California, dijeron que el húmero de Kanapi “difícil de diferenciar de un homo sapiens moderno”. De forma similar, Richard Leakey dijo que el fémur ER 1481 del Lago Turkana, Kenia, encontrado en 1972, no era diferente del de los humanos modernos. Habitualmente los científicos asignan la fémur ER 1481, que tiene unos 2 millones de años, a un Homo-Habilis pre-humano. Pero desde que se encontró el fémur ER 1481, uno no puede rechazar la posibilidad de que el resto del esqueleto también sea anatómicamente moderno. También es interesante que en 1913, el científico alemán Hans Reck, encontró en Oldivai George, Tanzania, un esqueleto moderno anatómicamente completo, en un estrato de un 1 millón de años y que ha motivado décadas de controversia. De nuevo, debemos tener cautela de no mostrar unas pocas y aisladas pruebas controvertidas, contra el torrente de pruebas no comprometidas que tratan de demostrar que los anatómicamente humanos modernos, evolucionaron de criaturas simiescas hace unos 100.000 años en África y viendo esa pruebas, también en otras partes del mundo”.

7 comentarios:

  1. Ahora ya no se buska el superhombre Ario.
    Ahora se busca el "súper pariah". Más comúnmente conocido cómo " puta para todo".
    De hecho lo que mola ahora, al menos en apariencia es el "café con leche" o "leches".
    Según parece sale en las capsulas del Nespresso.
    En fin que hay que fumarse eso o cigarreten sucedaneos Vallejo Najera o Janssen y Jonshon.
    Hasta causar baja claro.

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  2. Con todos sus "peros" la serie de J.J. Benítez "PLANETA ENCANTADO" es tan bonita como enriquecedora, aunque algún "pero" bien gordo hay, desde luego.

    En cualquier caso:

    https://www.youtube.com/playlist?list=PLKrl3RsUg6BlTyCDQOZdp_5pgjloMzyqG

    Especialmete recomendados para el artículo de FBG el Nº8, Nº9, Nº10 y el Nº11 como conclusión.

    Un saludo.

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  3. Habría que estar muy puesto en antropología física para dar una contestación científica a los interrogantes que plantea el artículo y como mis conocimientos no dan para tanto, prefiero ser prudente y callar.
    La historia siempre fue y será una caja de sorpresas y la evolución de los homínidos no parece ajustarse a la secuencia normal de mutaciones que experimentan otras especies (yo diría que es demasiado acelerada).

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  4. mi hermano siempre me dijo...no hagas mucho caso al darwinismo.por algo será

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    1. Quizás el neo-darwinismo esté más en la línea, aunque después de todo Charles Darwin solo propuso una hipótesis de trabajo. Personalmente la conclusión que saco es que existe una Ley general que lo engloba todo y cuyo conocimiento nos sacaría de muchos apuros. Así como es arriba es abajo, tanto en el mundo físico como en otros digamos, más sutiles?

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