LA SABIDURÍA DEL DALAI LAMA

Ante la supuesta tragedia de los supuestos refugiados que nos invaden con la permisividad de políticos y gobiernos occidentales (con honrosas y valientes excepciones como Hungría y Polonia), la propaganda gubernamental y de interesadas ONG’s de variado pelaje pero con un mismo objetivo, nos criminalizan a todos los ciudadanos de no atenderles debidamente, ni de querer entender su precariedad.
 

Yo sé que muchas personas se sienten profundamente afectadas por la supuesta situación de esos supuestos refugiados sirios (ahora llamados migrantes, otro hallazgo de palabra políticamente correcta que no indica si van o vienen...), y de los pobres negros también en una supuesta situación extrema de necesidad. Estos conciudadanos nuestros en occidente están llenos de empatía, pero carentes de recursos suficientes para ayudarles como creen que deberían. La tarea parece titánica. Se sienten impotentes y sienten una profunda desdicha interna. Saben y quieren ponerse en la piel del otro, del que supuestamente sufre.
 

Estos compatriotas y de forma instintiva, piden e imploran a sus gobiernos a lo largo y ancho de Europa, que hagan algo, tomen alguna medida, ayuden a esos desdichados. No solo les piden a sus gobiernos que les den ayuda con el dinero de los impuestos que pagamos todos, sino que abramos nuestras fronteras para permitirles entrar sin límite y que sobrepasen nuestra estructura de seguridad y bienestar social, traigan el caos social de sus países de origen y conflictos a los nuestros, que expongamos a nuestras mujeres a las violaciones y abusos, llenar nuestros parques y jardines públicos con basura y chabolas de diversa creatividad de material, que ocupen nuestras casas de acogida forzando a nuestros mayores de menor renta a marcharse y que tengan una vida digna en nuestros países.
 

Estos compatriotas tan benefactores hacen cualquier cosa para tocar nuestro corazón (y cartera..). También nos asaetan con desoladoras fotografías de mujeres y niños en situaciones aparentemente terribles (sin embargo el 80% de los que vienen son hombres en edad militar), e ignoran sin empacho a nuestro propios ciudadanos sin casa, hambrientos y con ropa miserable delante de nuestras narices. Y por si eso fuese poco, nos piden ayuda para los que van viniendo. Golpean nuestra conciencia. Tratan de convertirnos en culpables. A pesar de que uno pueda ser un pensionista o un jubilado, que ha trabajado como una mula toda su vida para tener el derecho a un sistema cuidado médico y sus ventajas, le dicen que tiene mucho, que no necesita tanto y que puede compartir con generosidad. Y que debe abrir su corazón y cartera para esos pobres desafortunados y dejarles la cama del hospital, el cuidado dental y el piso con subsidio que ese jubilado se ha ganado con el sudor de su frente.
 

Esos compatriotas tan generosos con el esfuerzo de los demás, están afectados de una enfermedad mental llamada “altruismo patológico”, que es la base ideológica de los ecologístas, izquierdistas, marxistas, progresistas, muchos curas y este último Papa. Y nos están pidiendo a los ciudadanos normales (a los que jamás se les pidió por voto democrático si queríamos una sociedad con estos intrusos que cambiará la faz de nuestras ciudades), que permitan la auto-flagelación, el etno-masoquismo, la enfermedad anti-occidental por la vía de perder nuestro niveles de calidad de vida y cultura familiar, por la enloquecida visión distópica de todos estos sujetos psicópatas que nos dirigen y alientan esta invasión.
 

El mensaje de toda esta gente tan descastada con Occidente puede resumirse como sigue: "muévete y deja espacio para más y más “migrantes” que llegan y llegarán". La ONU lo ha dejado meridianamente claro: en España tendrán que entrar 12.000.000 millones de “migrantes” más hasta el 2050. Todo eso sumado a los que ya hay y su descendencia (http://www.alertadigital.com/2016/10/23/el-globalismo-ensena-sus-cartas-la-onu-sostiene-que-espana-debera-recibir-a-12-millones-de-inmigrantes-hasta-el-ano-2050/), España entonces será musulmana sin duda alguna y llena de mestizos. Parece que no se quiere entender que hay un límite al crecimiento. Ese no entendimiento convierte a los izquierdistas, marxistas y demás patulea en unos progresistas de pro, pidiéndonos que nos apretemos nosotros aún más el cinturón.
 

Todo aquel con sentido común que no quiera hacer este sacrificio por estos pobres “migrantes” es tachado de “racista”. Y luego le llaman “xenófobo”, como si el temor a ser invadido por millones o quizás cientos de millones de “migrantes” de Oriente Medio o negros africanos, fuese un temor irracional. La explosión demográfica en África es un hecho y ya se oyen voces del masivo número de “refugiados medioambientales” (otro gran hallazgo de palabra políticamente correcta), que se desplazan o se van a desplazar por todo el planeta y con especial énfasis en Occidente, por supuesto.
 

Es evidente que estos progresistas son personas con problemas internos y sobre todo mentales, consumidos por el auto-odio y la confusión. Son utilizados sin ser conscientes  de ello y que son “carne de cañón” de los que de verdad mandan en el mundo. Son  lacayos de gente poderosa que jamás se mezclará con otras razas como nos imponen a nosotros como lo mejor que nos puede pasar y que vivirán bien lejos de estas sociedades multirraciales que en fondo odian profundamente y que no quieren para sus propios hijos.
 

La rabia y el auto-aborrecimiento de esta gente tan progresista nos está comiendo a los que aún conservamos el sentido común y somos conscientes de lo que nos amenaza. Estos progresistas quieren callar a profesores, humillar a los transgresores, hacer que los “racistas” sean despedidos, eliminar los derechos de la privacidad, grabar secreta e ilegalmente las conversaciones privadas, abolir la presunción de inocencia, dejar de lado las garantías judiciales, pedir “espacios seguros”, quejarse de “micro-agresiones”, etc., la lista es interminable. Y esos son los que izan la bandera de la tolerancia... Uno quiere arremeter contra el mundo ante todo esto. Nos está matando.
 

Creo que no hay que desesperar. Creo que hay esperanza. Hay una salida. Una vía que no incluye tomar fármacos. No hay que tomar anti-depresivos o tabletas calmantes o cualquiera de la drogas peligrosas que venden por ahí. No, uno sólo tiene que hacer una cosa. Seguir el ejemplo de este gran hombre. Seguir su sabio aviso que no es otro que este:

                           EL CAMINO PARA LA PAZ INTERIOR EMPIEZA CON 4 PALABRAS...

                                NO ES MI JODIDO PROBLEMA