Los antropólogos culturales amaban el libro de Margaret Mead que se convirtió en uno de los más populares en trabajos universitarios y de referencia. A principios de los 80’s, se demostró que el citado libro era un cúmulo de mentiras. En el año 2000, el Intercollegiate Studies Institute of Wilmington, de Delaware, nombró el libro como la peor no-ficción de todo el siglo. Podían haberle llamado el peor libro de ficción con toda la razón. Actualmente ya hay un consenso entre los académicos de que fue una ficción. Pero el daño hecho a varias generaciones que lo creyeron y aplicaron ha sido irreparable. La cuestión no resuelta es ¿quién fue el más mentiroso?: ¿fue la misma Mead o fue engañada por sus jóvenes nativos informantes?.
Pero incluso así y a pesar de que sido ampliamente desacreditado, algunos antropólogos todavía mantienen la importancia y buena fe del mensaje de Mead que está por encima de la falta de veracidad del libro ¿qué clase de ciencia puede decir eso? ¿eso es rigurosidad científica?. El primer marido de Mead, Luther Cressman, indicó más tarde la característica respuesta de Mead a pesar de que sus conclusiones no fuesen ciertas “Si no lo es, debería serlo”, hubiese dicho según Cressman que la conocía bien ¿qué clase de científico hubiese respondido algo así?.
Entra las obras influyentes de Mead hay otro clásico de la escritura creativa “Sex and Temperament in Three Primitive Societies” de 1935. Aquí Mead trató de demostrar que el chauvinisimo del macho en la sociedad occidental era un fenómeno cultural sin ninguna base en la biología humana. Mead decía que en otras culturas, sin las tradiciones occidentales, las relaciones entre los sexos eran muy diferentes. En una cultura, ella explicaba, las mujeres eran sexualmente agresivas, mientras que los hombres eran tímidos. Las mujeres llevaban los asuntos políticos mientras que los hombres tendían al hogar. En otra cultura no occidental, decía Mead, tanto hombres como mujeres eran pacíficos y parecían estéticamente mujeres todos ellos, mientras que en una tercera ambos sexos eran luchadores desagradables, similares a los blancos (blancos occidentales se entiende). En las tres culturas que ella mostró, junto a la occidental, cualquier posible combinación de relación de dominación mujer-hombre era manifiesta.
La conclusión del libro era obvia: las diferencias en los roles sociales del hombre y la mujer en la cultura occidental y europea se producían debido a la maldad de la civilización tradicional cristiano-occidental. Las sociedades deben de ser femeninas y los hombres irrelevantes o femeninos. Creo que era la visión de una lesbiana, a pesar de su proclamada bi-sexualidad, contra el hombre, ni más ni menos. El hombre es el enemigo a batir, cuando Margaret Mead no era consciente de que el verdadero enemigo de la mujer, no es el hombre, es la propia mujer y las otras mujeres...
La conclusión del libro era obvia: las diferencias en los roles sociales del hombre y la mujer en la cultura occidental y europea se producían debido a la maldad de la civilización tradicional cristiano-occidental. Las sociedades deben de ser femeninas y los hombres irrelevantes o femeninos. Creo que era la visión de una lesbiana, a pesar de su proclamada bi-sexualidad, contra el hombre, ni más ni menos. El hombre es el enemigo a batir, cuando Margaret Mead no era consciente de que el verdadero enemigo de la mujer, no es el hombre, es la propia mujer y las otras mujeres...
Franz Boas y sus discípulos no siempre fueron tímidos en la proclamación de las implicaciones sociales y políticas de su ideología. Boas recibió financiación en parte de la American Jewish Committee y de Jacob Schiff, el destacado banquero judío que financió la revolución bolchevique de 1917 en Rusia. Y el mismo Boas fue miembro de más de 40 organizaciones identificadas como comunistas. Como anécdota la hija de Al Gore, el luchador medio-ambiental cobrando, se casó con Andrew Schiff, el nieto de Jacob Schiff...
En Octubre de 1935 Franz Boas escribió a Raymond Pearl, el reputado biólogo, solicitándole una declaración sobre la raza, que tras ser firmada por prominentes científicos, sería hecha circular ampliamente. Sin embargo, Pearl le respondió que él tenía aversión a aquellos científicos que en realidad camuflaban asuntos políticos que no tenían nada que ver con asuntos puramente científicos y que estaba en contra de cualquier actitud de “pontificación autoritaria” basada en la ciencia.
Quizás la más extraordinaria “pontificación autoritaria” fue la Declaración de la Raza de la UNESCO de 1950, que tras protestas de científicos, fue modificada y presentada de nuevo en 1952. Entre otras falsedades, esta declaración ampliamente citada, declaraba que no había pruebas de diferencias hereditarias psicológicas entre las razas. La declaración de la UNESCO fue el producto de un comité dirigido por uno de los alumnos de Boas, Ashley Montagu (nacido con el nombre de Israel Ehrenburg). Montagu había escrito un libro de 1942 ampliamente promocionado que trataba de desmontar la realidad biológica de la raza “Man’s Most Dangerous Myth: The Fallacy of Race”. La declaración de la UNESCO fue enviada a 106 antropólogos y genetistas para ser comentado. De los 80 que respondieron, 31 tenían profundas críticas, sobre todo en la igualdad de los rasgos mentales entre las razas. 26 estaban en contra y sólo 23 aceptaron el documento presentado.
Kenneth Clark, un prominente psicólogo negro entrenado en la Universidad de Columbia, fue secretamente financiado por el American Jewish Committee. Clark dio un testimonio falso y equívoco que la Corte Suprema USA utilizó como punto prominente en su forzada des-segregación en las escuelas de 1954 y llamada “Brown vs. Board of Education, Topeka Kansas”. Otro psicólogo boasiano, Otto Klineberg, dejó clara la agenda socio-política en su supuesto libro escolar “Race Differences” de 1935. La conclusión general de este libro es que no hay prueba científica de diferencias raciales en la mentalidad... Por lo tanto no hay razón para tratar a dos personas de forma diferente porque difieran en su aspecto físico... No hay razón para hacer leyes de inmigración más estrictas para unas personas que para otras... No hay razón para aceptar leyes contra el mestizaje... No hay razón para un rechazo innato de una raza sobre la otra. El libro sigue diciendo que hay una tendencia creciente para ver la raza como un aspecto meramente de la guerra de clases, en la cual esos que están en una posición de raza privilegiada hacen de las mínimas diferencias de piel, religión o lengua, una excusa conveniente para continuar con su dominación. El libro señala como ejemplo positivo a la Unión Soviética donde los cambios económicos han sido acompañados por un trato más próximo y cordial hacia las minorías y donde la lucha de clases y el problema de la raza parecen haber desaparecido al unísono... Hay que reconocer que estos boasianos o eran estúpidos o muy malvados y creo que es lo segundo.
Que las ciencias sociales han sido largamente manipuladas, principalmente por judíos con una agenda ideológicamente de izquierdas, es del conocimiento común entre los estudiosos y académicos. Un ejemplo es Franz Samelson que en su documento de 1978 titulado “Desde la “psicología de la raza” hasta los “estudios sobre prejuicios”, publicado en el “Journal of the History of the Behavioral Sciences”. Tras tomar nota sobre el paradigma en psicología “De la genética evolutiva al concepto de cultura, de Darwin a Boas”, Samelson escribe “parece argumentable que un cambio en el patrón de los antecedentes étnicos entre los psicólogos contribuyó significativamente para el cambio... La ciencia inicial en los USA era predominantemente “puritana” o como mínimo anglo-sajona. Desde los años 20’s y en adelante, lo étnico empezó a moverse entre la profesión en mayor número como elemento de reclutamiento de investigadores de origen judío”.
Gelya Frank que he citado anteriormente y que es un ejemplo de escritura triunfalista judía, señala que la antropología cultural está en gran medida en un entorno judío y que consiste en preparar a sus adeptos para el activismo social. Svonkin escribió en una dirección similar. MacDonald presentó un extenso y excelente estudio sobre estas actividades. Debido a que el conocimiento de la genética del comportamiento y las diferencias entre razas está aumentando a un nivel tremendo, miembros de la “intelligentsia” judía están siendo cada vez más estridentes en su labor de subvertir la psicología darwiniana. Ejemplos de libros contra Darwin son “Guns, Diamonds, Germs and Steel: The Fates of Human Societies” 1997 de Jared Diamond que argumenta contra las diferencias genéticas de las razas y “Alas, Poor Darwin: Arguments Against Evolutionary Psychology” 2000 de Rose.
A pesar de que este presencia es del conocimiento común en el mundo académico, el hablar o comentar sobre la gran actividad judía en asuntos relacionados con genética, raza y/o psicología, es perseguido activamente. En muchos países la discusión no “políticamente correcta” sobre este asunto puede hacer que uno pierda su empleo, mientras que la Liga Anti-Difamación, el Centro Simón Wiesenthal y grupos de presión conjuntados, están presionando para criminalizar cualquier discusión seria y abierta sobre las diferencias entre razas. La pregunta es ¿por qué no se puede hablar de ello? ¿qué quedaría al descubierto? ¿ha existido y existe una agenda que se sigue?...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarBuen artículo sobre el Marxismo-Comunismo, imprescindible:
ResponderEliminarhttp://www.alertadigital.com/2015/06/26/el-marxismo-cultural/
Sobre el influyente Instituto Tavistock al que tanto debemos:
ResponderEliminarhttps://www.youtube.com/watch?v=50ziqt7tvwM
P.D.: Interesante que los atentados del 7 de Julio de 2005 (07/07/2+005=7 es decir 777) en Londres fuese en la Plaza Tavistock...