sábado, 9 de enero de 2021

 

¿CELEBRACIÓN? (1)

Hoy quiero hablar de música... En este pasado mes de Diciembre de 2020 se ha celebrado el año de nacimiento de uno de los más grandes genios de la música de toda la historia ¿su nombre? Ludwig van Beethoven. Aunque se desconoce el día exacto de su nacimiento en Bonn, lo que sí es cierto es que nació en Diciembre de 1770, es decir, hace 250 años exactamente. ¿Alguien lo sabía? ¿Habéis visto algún acto, cartel o noticia al respecto?. Yo no. 

Evidentemente, el virus chino no ha ayudado al evento y sí, se han cancelado los conciertos conmemorativos previstos. Sin embargo, ha habido otro “virus” realmente letal para Beethoven y son los esfuerzos implacables de los activistas anti-blancos, que atacan la reputación y la plaza dominante del compositor en el panteón cultural de Occidente. En vez de haber sido un año llenos de sonatas, cuartetos de cuerda, conciertos y sinfonías, el año 2020 solo ha visto ataques continuos contra Beethoven por ser un hombre blanco, genial y pieza fundamental de la tradición musical europea. 

Beethoven es el compositor cuyo repertorio ha sido más interpretado y este año no debería de haber sido una excepción. Antes de la cancelación general que he citado, del 15 al 20% del repertorio habitual que ofrecen las grandes orquestas, ha sido y es música de Beethoven. Se le reconoce ampliamente como el más grande compositor de todos los tiempos, aunque eso pueda ser motivo de discusión entre los musicólogos. Los conciertos y sinfonías en sus manos, se convierten en narraciones de fuerza heroica. Sus últimos cuartetos de cuerda abren una ventana profunda en el alma de cualquier persona. A diferencia de sus predecesores que fueron como artesanos que le entregaban una pieza musical a quien la pidiese y pagase, Beethoven luchó por su independencia musical en la época del Romanticismo, insistiendo en su creatividad libre de ataduras: “Lo que está en mi corazón debe salir y por ello lo anoto”. Esta fue su manifestación rechazando un puesto seguro y pagado, como su tutor Joseph Haydn, que fue el maestro de música de un terrateniente feudal en lo que hoy se conoce como Hungría. 

Pero cualquier referencia laudatoria a cualquier genio blanco como Beethoven, dispara inevitablemente el desprecio de los comentaristas anti-blancos, que suelen repetir como loros ante los compositores alemanes, sobre todo, que: “son argumentos del supremacismo blanco, nazis, neo-nazis y separatistas raciales para quienes la “música clásica”, la música de los “blancos” es inherentemente más sofisticada, complicada y valiosa que las tradiciones musicales de África, Asia, Suramérica u Oriente Medio, tratando de probar la superioridad de la “raza blanca”. Visto desde la óptica del Marxismo Cultural con respecto a la critica racial y la teoría de género, la música de Beethoven domina el repertorio de los conciertos no por su excepcional calidad, sino por el privilegio blanco. Insisten en que el lugar dominante de Beethoven, es el resultado de esa conspiración supremacista blanca que “suprimió intencionadamente” la música de los compositores “no-blancos” para “servir a la narrativa blanca de supremacía cultural, específicamente alemana y de Occidente”. 

En un reciente podcast que pude escuchar (https://www.vox.com/switched-on-pop/21437085/beethoven-5th-symphony-elitist-classism-switched-on-pop), el musicólogo Nate Sloan y el cantante Charlie Harding, dicen que las conocidísimas notas de apertura de la 5ª Sinfonía, no deben ser oídas según su interpretación tradicional, sino la puerta cerrándose ante las minorías como “mujeres, LGTBI, gente de color, etc.”. Y afirman, sin pruebas, que los “hombres blancos ricos”, asumieron la 5ª Sinfonía como “el símbolo de su superioridad e importancia”. El clarinetista negro Anthony McGill está de acuerdo y dice que la 5ª Sinfonía es un “barrera” entre la música clásica y las audiencias nuevas y racialmente diversas”. 

El compositor musical judío Norman Lebrecht defendió a Beethoven contra los comentarios de Sloan y Harding, diciendo que Beethoven era liberal y que “habían olvidado como la 5ª Sinfonía sirvió a millones de personas como símbolo e himno de libertad en la guerra contra el nazismo”. Lo que no mencionó el amigo Lebrecht es que aparte de preferencias políticas, ya que era liberal para su época y con simpatías republicanas, el compositor hizo repetidos comentarios contra el grupo étnico de Lebrecht. En una ocasión, Beethoven rechazó la idea de vender su “Missa Solemnis” al editor musical judío Adolf Schlesinger, a favor del alemán C.F. Peters, informándole a éste último que: “Bajo ninguna circunstancia Schlesinger tendrá algo de mi, porque también ha jugado conmigo con sus trucos judíos”. 

El crítico musical de origen judío Alex Ross, del “The New Yorker”, dijo que las celebraciones  sobre Beethoven previstas en 2020 “son una celebración gratuita y excesiva de los 250 años del nacimiento del compositor, que difícilmente necesita más publicidad”. Durante el inicio de las revueltas del “Black Lives Matter”, Ross insistió en un examen de la relación entre la música clásica a la que tilda de “ciegamente blanca, tanto en su historia como en su presente”, y exclama que cuando la tradición de la música clásica fue transplantada a los USA, la “mayoría blanca tendió a la adopción de música europea como un blasón de su supremacismo. Las instituciones de música clásica que aparecieron en la mitad y finales del siglo XIX, por ejemplo la Filarmónica de Nueva York, La Sinfónica de Boston, La Opera Metropolitana, etc., se convirtieron en templos de los dioses europeos… Apenas se hizo esfuerzo alguno para cultivar a compositores americanos; parecía más importante el crear una fantasía de grandeza Beethoviana”. 

Para Ross, la música clásica debe “superar sus sombras del pasado” si se compromete ella misma a “una confrontación mucho más radical con la herencia blanca europea”, programando a compositores no-blancos como Julius Eastman, un compositor negro ya fallecido, cuyas “estructuras improvisadas, su minimalismo, sus temas políticos subversivos y su abierta homosexualidad, le dan un aspecto revolucionario”. En la primera línea de los ataques a Beethoven 2020, ha estado también el compositor y músico negro y académico del Hunter College, Philip Ewell, que escribió un artículo titulado “Beethoven fue un compositor por encima de la media - Dejémoslo así”. Ewell evita los epítetos laudatorios aplicados habitualmente a compositores blancos como Beethoven y sus obras. Para Ewell, adjetivos como “genio” y “pieza maestra”, evocan “esclavitud” (maestro-esclavo), y sexismo (maestro-amante), y el lexicón de la música clásica, para él, desborda con eufemismos que disfrazan y refuerzan el “esquema hombre-blanco”. 

En vez de disfrutar del mérito reconocido de brillantez y originalidad por su obra, Ewell insiste que la fama de Beethoven ha sido elevada artificialmente diciendo que “además de incontables hombres blancos, y ha sido puesto ahí por el “esquema hombre-blanco”, tanto consciente como inconscientemente, con descripciones como “genio”, “maestro” y “pieza maestra”. Ewell cataloga la 9ª Sinfonía “una pieza maestra al igual que las “12 Little Spells” de Esperanza Spalding (la cantante y contrabajista negra). Buscadlo y comparad ambas obras… Ewell argumenta que el estatus de Beethoven y su 9ª Sinfonía es puramente un producto resultante de la teoría musical “esquema hombre-blanco, la cual ofusca raza y género”.


3 comentarios:

  1. “Lo que está en mi corazón debe salir y por ello lo anoto”

    " Los conciertos y sinfonías en sus manos, se convierten en narraciones de fuerza heroica".

    "Sus últimos cuartetos de cuerda abren una ventana profunda en el alma de cualquier persona"

    No es de bethoven (No solo de él), pero el campo de fuerza es el mismo:

    https://youtu.be/SRmCEGHt-Qk

    https://youtu.be/Les39aIKbzE

    https://youtu.be/aS4YDuTfJ7Y

    https://youtu.be/7QR6ytrVRkM


    ----------------------------------------------------

    Quiero honrar desde aqui a todos los seres humanos que han amado la belleza y han sido atacados por los que consideran al poder algo superior a ella.

    Entre ellos, al personaje real, negro, que da vida al amante de la gran musica, de la pelicula 'the green book'

    https://www.elle.com/es/living/ocio-cultura/a22883660/green-book-pelicula-oscar/

    "Yo volaba cuando escuchaba a Bethoven siendo niño".

    "Los blancos me desprecian y no me dejan comer en sus restaurantes, donde horas despues doy conciertos para ellos, y los negros me desprecian por tocar musica para los blancos".

    "¿Que soy yo?" le pregutaba al mafioso barriobajero interpreatado por Vigor mortensen.
    ------------------------------------------------------------

    La belleza, la grande, siempre, siempre, en musica, en ciencia, an literatura (Arthur Koestler,Orll, tantos,,,), es odiada por el poder.

    El poder quiere que seamos grandes como nuesta alma lo es, tanto como un lobo quiere que las ovejas a las que debora, sepan de una palabra llamada diginidad.

    Los monstruosos tiempos que estamos atravesando, no necesitan, a buen entendedor, mas palabras.

    Sea lo grande, lo bueno, y la guerra contra el mal.

    Porque el mal jamas dejara de mirar, como el lobo mira a las ovejas, con ojos en los que siente la sangre de ellas en sus bocas y el regusto que tendra.

    Valor, y bien.

    Esto con lo que acabo, resuena en mi alma, esta en mi raza.

    https://youtu.be/lqk4bcnBqls









    ResponderEliminar
  2. Buenas noches señor Botaya,no entiendo que le pasa a este mundo, hemos llegado a un punto que se cuestiona lo que al menos para mí no es cuestionable,no hay debate posible, la maestría de Beethoven es incuestionable, comparar la obra de Beethoven con la de esa joven es simplemente ridículo,es otra liga hasta otro deporte, es comparar una película de Pajares y Esteso, con el Padrino.

    ResponderEliminar
  3. Hola Marius y gracias por tu comentario.
    Lo que le pasa a este mundo es que alguien lo quiere convertir en otra cosa porque no le gusta y así poder dominarlo a placer. Es ingeniería social perfectamente diseñada y que viene de hace ya 100 años: Plan Coudenhove Kalergi.
    Por eso se han ido destruyendo todos nuestros símbolos culturales de forma implacable y la música no era una excepción. Nos están haciendo cambiar con éxito.
    Saludos, Felipe Botaya

    ResponderEliminar