Una de las más graves carencias durante la II Guerra Mundial fue el suministro de sangre para transfusiones a los soldados heridos. Podemos imaginar la impotencia de los médicos y cirujanos en operaciones de campaña, ante jóvenes soldados que morían en sus manos por falta de sangre, plasma sanguíneo o bien por infecciones de todo tipo. Alemania parece que solucionó ese grave problema...
Muchas veces he dicho y sostengo, que Alemania llegó muy lejos en muchos campos de la técnica que incluso hoy nos parecen futuristas. Sobre todo sabemos de aviones a reacción, la bomba atómica, cohetes, computadoras, grabadoras, TV, vídeo, etc. Sin embargo, quiero incluir un texto de un artículo aparecido en la “Harper’s Magazine” de Octubre de 1946, titulado “Secrets by the Thousands”. Este artículo enumera los increíbles avances alemanes en los más variados campos del conocimiento humano.
He de reseñar que en el aquel entonces, 1946, y prácticamente hasta 1950, había una censura inexistente o muy moderada y se podían explicar cosas que incluso hoy no se permiten de la II Guerra Mundial. Luego una cortina de acero cayó sobre cualquier comentario informativo, favorable o positivo a los avances alemanes que cambiaron e hicieron avanzar el mundo entre 50 y 100 años de golpe. Pero veamos el párrafo del artículo de la revista arriba indicada. Dice así:
“German medical researchers had discovered a way to produce synthetic blood plasma. Called capain, it was made on a commercial scale and equalled natural plasma, in results. Another discovery was periston, a substitute for the blood liquid”.
Dice así “Los investigadores médicos alemanes han descubierto una forma de producir plasma sanguíneo sintético. Llamado Capain, se fabricó a escala comercial y sus resultados igualaban a los del plasma humano. Otro descubrimiento fue el Periston, un sustituto para la sangre líquida”
¿Somos conscientes de lo que dice este párrafo? Es algo espectacular. Es decir, los alemanes no sólo lograron investigar y producir plasma sanguíneo sintético, sino ¡sangre sintética! El alcance de un descubrimiento así es inimaginable y las vidas que podían haberse salvado desde 1945 hasta la actualidad, innumerables.
En este punto vale la pena citar a Rudolf Lusar que escribió un libro en 1964, titulado “Die Deutschen Waffen und Geheimwaffen des 2. Weltkrieges und ihre Weiterentwicklung”. Este caballero, ingeniero para más señas, trabajó para la Oficina de Patentes Alemana durante la guerra. Tuvo la suerte de gestionar y tramitar las patentes oficiales (no las de las SS y sus patentes secretas), y solo esas patentes oficiales ya impresionan al profano y al que no lo es. Sin embargo, los aliados robaron todas esas patentes y no dejaron registro de las mismas. Lusar dice sin lugar a dudas en su libro de que los alemanes inventaron un método para producir plasma sanguíneo y sangre sintética durante la guerra.
Es decir, dos fuentes separadas en el tiempo y en nacionalidad, confirman lo mismo. No dudo que digan la verdad. No tenían por qué mentir. Sin embargo, esta verdad no existe en la historia oficial. Ni siquiera sabemos oficialmente que ninguna potencia de la pos-guerra haya desarrollado algo así.
Otro desarrollo sintético sobre el que se ha corrido un tupido velo tras la guerra fue el desarrollo alemán de un tratamiento no basado en un antibiótico llamado “3065 substituto sintético de la penicilina”. Esos soldados con infecciones, hasta entonces de difícil curación, disponían de un tratamiento eficiente o incluso más eficiente que la penicilina convencional. Parece ser que también más barato y fácil de fabricar que la penicilina.
Este desarrollo fue el resultado de las investigaciones del profesor Dr. Richard Kuhn. Lo sabemos por el Subcomité de Objetivos Combinados de Inteligencia aliado en su informe de evaluación número 75, reporte 1, fechado el 20 de Abril de 1945, sellado como “Secreto” y en el que se indicaba que el Dr. Kuhn no era un tonto. Desde luego que no lo era. No solo fue Premio Nobel de Química de 1938, sino que fue el presidente de la Sociedad Alemana de Química desde ese mismo año. Durante la guerra fue el director de la división de Química Orgánica del “Reichforschunschaft”, junto al profesor Thiessen. El Dr. Kuhn hizo investigación pura ya que el “Reichforschunschaft” no estaba orientado hacia lo militar. El Dr. Kuhn fue responsable de trabajos sobre nutrición, vitaminas, infecciones y enfermedades. Los desarrollos del Dr. Kuhn fueron llevados a su aplicación práctica durante la guerra.
Todo esto queda confirmado en los interrogatorios a los que fue sometido por los aliados, donde no tuvo inconveniente en explicar de forma clara y sincera sus trabajos. Además hablaba un inglés excelente, con lo que no había dudas de lo que decía sobre las propiedades del 3065. El Dr. Kuhn y su equipo “sintetizaron derivados simples del benzol, que tenía el mismo efecto que la penicilina, y en muchos casos era más efectivo”. El informe es profuso en detalles técnicos y químicos de la composición del 3065.
El informe añade el valor clínico del 3065 a través de un “asesor médico” aliado. Y dice que “rivaliza con la penicilina en sus efectos, especialmente en el caso de los estafilococos” (¡dice que 300 veces más efectivo!). La aplicación clínica en Alemania fue desde los inicios de la guerra e interrumpida por la ocupación aliada. Fue fabricado por la I.G. Wuppertal-Elberfeld. También se sabe que se investigaron las aplicaciones del 3065 en fisiología introduciendo bromo radiactivo. Esto se sabe también por otro informe del Subcomité de Objetivos Combinados de Inteligencia aliado, número 75/155, donde se indica que se utilizó el ciclotrón ubicado en Heidelberg y que el Dr. Bothe colaboró con el Dr. Kuhn en ese desarrollo indicado. El Dr. Kuhn también trabajó en la aplicación de un producto basado en un derivado de la goma sintética, que era al parecer un líquido de azul profundo, que era efectivo para tratar las quemaduras del gas mostaza y que protegía también de la infección del parásito del Balantidium Coli o B Coli.
El Dr. Khun acabó siendo uno de los científicos alemanes de la Operación Paperclip, llevados a los USA. Hoy está enterrado en Heidelberg.
¿Qué pasó con el 3065 o la sangre sintética? Misterio...
¿Sangre artificial? Investigue un poco sobre los descubrimientos de René Quinton y se sorprenderá.
ResponderEliminarSaludos.
Hola Sr. Piedra, lo haré. Muchas gracias, Felipe Botaya
ResponderEliminarRené Quinton no creó sangre sintetica, si descubrió las propiedades del suero marino isotónico y como solo en este suero podian sobrevivir los globulos blancos.
ResponderEliminarQuintón es un genio desconocido hoy, un hereje de la ciencia sin embargo en su tiempo fue aclamado en el Mundo entero; sus curaciones con agua de mar isotónica eran alucinantes en los años 20, además fue un cientifico destacadisimo y un patriota nacionalista furibundo.
Sus dispensarios marinos salvaron a millones de personas y yo llegue a conocer uno en España aunque solo en francia existian como 2.000.
Cambiando el tercio, recuerdo haber leido hace unos años que la unica empresa española que era estrategica para los EE.UU era Grifols, al mismo nivel que el oleoducto subterraneo que suministra queroseno a las bases yankis en hispanistán.
Me alegra que alguien conozca al gran Quintón, mi amigo el Dr. Angel Gracia lo popularizó hace tiempo con sus videos, que poco a poco van desapareciendo de yo t be.
Por ultimo alucinante los desarrollos de los cientificos alemanes en multitud de areas de la ciencia y magnifica la labor de darlos a conocer por D. Felipe.
Señor Botaya, en la Operacion Hight Jump ¿como es que no se ha entrevistado a ninguno de los soldados que participaron en ella,? eso ayudaria a aclarar que fue lo que paso.. saludos
ResponderEliminarHola a todos, la Operación Highjump, lo que pasó allí y su resultado sigue siendo información clasificada, ya que afecta aún hoy a la seguridad USA. Habrá que esperar a los años 30 de este siglo para ver de qué se trataba.
ResponderEliminarPor lo tanto ningún militar pudo hablar pública y abiertamente sobre el asunto, incluso el Almirante Byrd.
Saludos, Felipe Botaya