domingo, 2 de octubre de 2016

GEHEIME STAATSPOLIZEI (3)


McDonough indica que la Gestapo actuó de forma muy lenta contra los sacerdotes a pesar de sus sermones anti-gobierno. Y cuando actuaba era más por las quejas de los feligreses. Fue “extremadamente raro” que los casos llegasen al tribunal. La Gestapo actuó con “gran cautela” en la quejas contra los sacerdotes. Un “juicio justo era la norma, no la excepción”. Niemöller estuvo en “custodia protectora” en 1937 tras cuatro años de polémicas anti-nazis. En 1938 una corte especial consideró que Niemöller no era culpable, pero Hitler intervino personalmente, señalándole como el foco de la actividad anti-nazi. Sobrevivió a la guerra en Sachsenhausen y en Dachau. Sin embargo, la Iglesia Confesional no fue prohibida y continuó incluso durante la guerra, con sus críticas al gobierno.


En 1936, 200 monjes franciscanos fueron acusados de abuso sexual de menores y 1000 sacerdotes y monjes estaban esperando juicio en 1937. Teniendo en cuenta las muchas acusaciones en todo el mundo de abuso sexual a menores entre los sacerdotes de la Iglesia Católica durante las últimas décadas, uno puede ver estas acusaciones en la Alemania de Hitler con diferentes sentimientos. Los grandes medios de comunicación masivos de las democracias actuales, parece que quieren sensacionalizar el supuesto abuso de niños entre los sacerdotes católicos, mientras que apenas informan, o no lo hacen, cuando eso se da en otras religiones, y sobre el silencio es abrumador con el judaísmo. ¿Puede ser que la Iglesia Católica sea el blanco de intereses muy particulares?. Seguramente yo no soy un buen cristiano, pero hay cosas que atentan contra el sentido común.
 
De todos modos, la presencia de fieles en misa se incrementó en la Alemania de Hitler. Rudolf Hess dijo que “Una religión que ha influenciado, incluso dominado, la vida de la gente durante 2000 años, no puede ser destruida por medidas externas y desde luego no por asuntos ridículos”. En Septiembre de 1939, los líderes religiosos declararon su total entrega a la victoria alemana, pero como Heydrich, muchos otros mantenían su posición anti-clerical. En 1939 la mayor confrontación entre el régimen y la iglesia tuvo que ver con la eutanasia, y fue un asunto que vio como el régimen se echaba atrás. En 1941 las acciones contra la iglesia se paralizaron de forma oficial, pero permaneció la sospecha sobre su lealtad. La idea era mantener a la iglesia lejos de la influencia política.
 
Un blanco más fácil fueron los Testigos de Jehova, cuyo pacifismo y rechazo a aceptar una autoridad humana se vio como una subversión a la moralidad. La actitud de los nazis hacia los Testigos de Jehova no fue diferente de la que tenían sobre las autoridades democráticas. En 1935 los Testigos de Jehova fueron prohibidos. Parece que fueron los internos más problemáticos de los campos de trabajo, rechazando el prestar atención durante la lista diaria o el trabajo. De todas formas, los testigos de Jehova no fueron conducidos a los campos en masa. Sus casos fueron revisados individualmente, y tuvieron la opción de firmar una declaración de fidelidad al estado. Las sentencias fueron de duración limitada, pero hubo una determinación a corto plazo para tratar u obligar a los Testigos de Jehova a renunciar a su fe, y algunas consecuencias brutales en los campos.
 
Pero en las democracias, los Testigos de Jehova fueron los primeros en ser prohibidos durante la guerra. Ser miembro era suficiente para ser internado o encarcelado. Fueron enviados a campos de concentración, junto a otros cristianos opuestos al reclutamiento. El escritor marxista de Nueva Zelanda, Murray Horton, dijo que había hasta 12 campos de concentración en la isla para los pacifistas. Hasta 800 objetores de conciencia fueron internados o encarcelados durante toda la duración de la guerra. 78 eran Testigos de Jehova. Los Testigos de Jehova fueron prohibidos en Australia en 1941, como lo fue el Partido Comunista. En Canadá cientos de Testigos de Jehova fueron arrestados. John Diefenbaker, el abogado canadiense por las libertades civiles, político y primer ministro tras la guerra, dijo que unos 500 Testigos de Jehova habían sido perseguidos por su pertenencia a ese culto.
 
Con referencia a los comunistas, hubo unos 360.000 miembros en Alemania. El primer año del régimen de Hitler, 60.000 fueron arrestados. Ambos partidos habían estado en estado de guerra desde el principio como he dicho anteriormente y muchos nazis fueron asesinados o heridos por los comunistas. Las SA habían librado una dura batalla con el Frente Rojo. Al terminar al I Guerra Mundial y antes de la formación del NSDAP, los comunistas se habían enzarzado en levantamientos sangrientos y luchas contra el estado. McDonough nos dice que el día que Hitler asumió la cancillería, el Partido Comunista, llamó a huelgas masivas. Ernst Thälmann, máximo dirigente comunista, continuó llamando a la revolución. En Julio de 1933, medio año después del ascenso de Hitler, los comunistas asesinaron a dos hombres de las SA en una lucha callejera en Colonia. El Partido Comunista no fue inmediatamente puesto fuera de la ley, incluso poco después del incendio del Reichstag. La Gestapo comenzó la supresión de los libros comunistas de forma seria en 1934.
 
El año anterior Ernst Thälmann había sido puesto en “custodia protectora” y llevado a Buchenwald. McDonough repite la historia habitual de que Thälmann fue ejecutado ahí en Agosto de 1944. En ese momento los aliados bombardearon Buchenwald y cientos de internos murieron. La explicación oficial alemana fue que Thälmann murió durante el bombardeo. Mientras Thälmann fue presentado como un mártir en la RDA después de la guerra, hubo demasiadas inconsistencias en la versión oficial de su martirio e incluso del campo en donde murió. Lo que es curioso es una alusión a Thälmann hecha por Paul Rassinier, líder pacifista francés, internado en los campos de Buchenwald y Dora. Menciona que vio brevemente a Thälmann en Buchenwald, cuando “ sintió un golpe terrible” por haberse distraído conversando y por estar mal situado en la línea de formación. Alguien le dijo “tenías que haber sido más cuidadoso; ese es Thälmann”. De esta breve mención se ve claramente que Thälmann era un “Kapo” en el campo de trabajo, un colaboracionista no un héroe.
 
Rassinier también nos dice que los campos de trabajo rápidamente se convirtieron en auto-dirigidos y que había rivalidad pro el control entre los “verdes” o criminales comunes y los “rojos” o prisioneros políticos. El teniente coronel Donald B. Robinson, historiador del Gobierno Militar en Alemania, escribió un informe para el ejército USA sobre Buchenwald: “El Ejército USA a comprobado pruebas detalladas de que una banda de 300 prisioneros alemanes comunistas se apoderaron del control de un sistema de auto-gobierno hecho por los nazis entre los internos de Buchenwald, y lo habían empleado para dirigir y aterrorizar a la población del campo de trabajo. Las víctimas comunistas se contaban a millares... 

Parecía que los prisioneros que se congraciaban con los comunistas podían comer; los que no morían de hambre. Los que se oponían abiertamente a los comunistas eran golpeados con palos, torturados o asesinados”. En el informe quedaba acreditado por el ejército USA que “Los comisarios comunistas fueron directamente responsables de la mayor parte de las brutalidades que se cometieron en Buchenwald... No todas fueron cometidas por los guardias de las SS”.
 
El ejército USA preparó una lista de comisarios comunistas que habían cometido estos actos. A la cabeza de la misma un hombre llamado Hauptmann, que era el asistente del Jefe del Campo (Kontrolleur). De él, el informe dice: “Testigos oculares testifican que Hauptmann pateaba a los prisioneros en los testículos y les golpeaba pero paraba cuando se veía observado por ciertos individuos que tenían conexiones fuera del campo". 

"Hauptmann habla inglés bien. Habla como un sádico, sus ojos brillan con placer mientras dice como “nosotros disciplinamos el campo”. Como muchos otros líderes comunistas, su palabra favorita es “disciplina”. Es interesante mencionar que en 1943, los internos polacos que habían dirigido Auschwitz, fueron transferidos a Buchenwald. Trataron de asumir la misma posición y fueron asesinados por la facción comunista.

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