Y es muy importante que sus análisis en su gran mayoría, son independientes del contexto. No sólo pertenecen a los alemanes, o sólo a las circunstancias de mediados de los años 20. Es una amplia aproximación universal basadas en la situación del mundo moderno y en la naturaleza humana. Como tal, el análisis de Hitler sobre la acción es relevante y útil para mucha gente de hoy y sobre todo, para aquellos que se esfuerzan por la grandeza nacional tanto en cuerpo como en espíritu. Esta compleja estructura textual de MEIN KAMPF, explica algunas de las quejas de los críticos de hoy que acusan a Hitler de falta de “coherencia” y de “fluidez narrativa”. Él tenía muchos objetivos y en su puesta en marcha muchos puntos se solapaban. Siempre he pensado que es posible que él tenía que haber escrito cuatro libros. Quizás. Pero Hitler era alguien de acción, no un escritor. Debemos aceptar este hecho, tomar lo que hay y tratar de entenderlo de forma abierta y objetiva. Él no buscaba escribir una novela que fuese un “best-seller”. Quería documentar la historia y hacer avanzar un movimiento, y en esos fines creo que triunfó sobradamente.
Recordemos que Hitler nació en Austria y creció como ciudadano en un estado multi-étnico que se conocía como Imperio Austro-Húngaro. Esa amalgama disparatada se formó en 1867 con la unión de las monarquías austriaca y húngara y por ello Hitler la llama “Monarquía Dual”. Nunca fue un estado unificado. Eso fue algo que le marcó profundamente. Los alemanes étnicos eran una minoría y tenían que luchar por sus intereses. Este hecho siempre disgustó a Hitler que se sentía más unido al VOLK alemán que un estado multi-étnico en el cual había nacido. Mientras tanto, estudió la masa humana a su alrededor. Leyó escritos y publicaciones de los partidos políticos. Observó cómo trabajaba la prensa y también los sindicatos. Se sentó en el Parlamento. Seguía los acontecimientos en su vecina Alemania. Y siempre le intrigó las idas y venidas de una minoría particular en Viena: los judíos.
Se convenció de que había dos amenazas dominantes contra los alemanes: el marxismo, una forma judía de comunismo y los capitalistas internacionalistas judíos. Los problemas venían además de una inepta democracia representativa que trataba de servir y contentar a diversas etnias. Al final, el supuesto noble y justo concepto de la democracia se convirtió en “democracia judía”, trabajando para los intereses de los judíos en vez de los austríacos o alemanes. Tras esta época dura y difícil en Viena, y para entender el contexto del libro, Hitler se fue a Munich donde vivió el asalto comunista de líderes judíos, Rosa Luxemburg, Kurt Eisner, los espartaquistas, etc.. para llevar la buena nueva comunista a Alemania.
El problema de lo que vivió Hitler y lo que escribió es que choca frontalmente con las traducciones con las que hemos contado, sobre todo inglesas. Ha habido trabajos de traducción deshonestos. Y sobre todo, introducciones al libro donde los traductores descargaban su hostilidad. Con la excepción de Murphy, todas las ediciones standard en inglés traicionan sus intenciones con comentarios agresivos, hostiles y difamatorios contra Hitler. He seleccionado unos cuantos tras una ardua búsqueda:
1) Johnson: Hitler no es “un artista en expresión literaria” y “frecuentemente indiferente a la gramática y la sintaxis”. El libro es “un ensayo propagandístico de un partisano agresivo” que “deforma la verdad histórica” o bien “la ignora completamente”. Las discusiones de Hitler sobre la raza puede ser eliminada sin problemas ya que “los más grandes antropólogos del siglo XX están de acuerdo de que “raza” es una palabra sin sentido”
2) Lore: “No puedo concebir ningún otro libro que yo desapruebe de forma más contundente” El libro tiene “un estilo atroz” e “incontables contradicciones”. En esencia, el libro “supura perversión, burda falsificación, odio vitriólico y una violenta denuncia”
3) Manheim: Hitler es “un paranoico” que nos ofrece “hechos inconexos” y “y vuelos incomprensibles de fantasía Wagneriana”. Crea “”un mundo soñado”, uno “sin color, ni movimiento”
4) Heiden: Mein Kampf fue escrito “en odio al rojo vivo”. Es “infundado, indocumentado y mal escrito”. “El libro puede ser denominado como una Biblia satánica”
5) Watt: El libro es “largo, aburrido, rimbombante, repetitivo y extremadamente mal escrito” “Muchos de sus hechos... son demostrablemente inciertos”. Muestra “un intolerable y prolijo estilo germano y una falta total de precisión intelectual”. Como trabajo de filosofía política “no dice anda que se pueda tomar en serio”. La teoría racial de Hitler “una mística estupidez de arianismo” “es un revoltijo de pseudo-ciencia y falso historicismo”. El libro es incoherente, pero demuestra “la terrible coherencia de lo enfermo”. Al final Hitler no es más que “un maestro de la ineptitud, de lo indigesto, de lo medio hecho y de la falsedad”
6) Foxman: las “teorías de Hitler hace mucho tiempo que fueron desacreditadas” El libro “es un trabajo de fealdad y depravación”. No sirve “ como fuente de datos históricos”, lleno “de mentiras, omisiones y medio verdades”. El libro tiene un “estilo atroz, divagaciones pueriles y un absorbente narcisismo”. Sus teorías son “extremistas, inmorales y parecen prometer la guerra” Hitler y “su plan lunático” es “absurdo” e incluso “cómico”. Total “ridículo”.
De cualquier editor o traductor que incluyese estas aseveraciones, difícilmente podemos creer que haya hecho un trabajo honrado. ¿Qué puede esperarse tras comentarios como esos? ¿Una edición fiable y objetiva?. No lo creo. El intento de manipular al lector desde el principio está muy claro. Desde luego, no se busca una lectura clarificadora, sino todo lo contrario.
No dudo que para mucha gente, editores y lectores, este libro es controvertido y polémico. No es un libro fácil. De hecho, me atrevería decir que es el más controvertido de la historia. Y sobre todo por lo que representa Hitler en la misma historia. Por lo tanto, está garantizado que el lector típico se inclinará de forma sesgada y parcial en su lectura. De los muchos elementos de controversia de Hitler, hay cuatro puntos que merecen una cierta mención: Socialismo Nacional, Raza, Religión y los Judíos.
Seguramente de la muchas hipérboles y simplismos que se usan desde hace años, el uso del término “nazi” seguramente es de los peores. Es un crudo y casi cómico sinónimo de maldad, odio, crueldad, tiránico y bla, bla, bla. Esto es coherente con la demonización de cualquier cosa que tenga que ver con Hitler, aunque sea lejanamente. Sin embargo el término “nazi” raramente era usado por los propios alemanes ya que se veía como algo peyorativo. Como ideología, el Socialismo Nacional es totalmente incomprendido. De hecho y sorprendentemente, mucha gente en el mundo utiliza una forma de Socialismo Nacional. Muchos países europeos y otros globalmente son una cierta forma de socialismo. El socialismo definido de forma ligera como el control y seguimiento de algunas porciones clave del sector económico, se yergue frente al capitalismo de mercado libre, en el cual las grandes corporaciones controlan esas porciones clave. No hace falta decir que el socialismo es un sistema económico y político respetado por mucha gente en todo el mundo.
El Nacionalismo le da la máxima prioridad al bienestar de la nación-estado y a sus ciudadanos. Es una mirada interior y no exterior. Tiende hacia una independencia económica y autonómica en vez de a una globalización e inter-conectividad. Es típico que apoye y refuerce a la etnia dominante y la cultura e ignora de largo a las minorías. Esto, también, es casi desconocido: hay fuertes movimientos nacionalistas en muchos países del mundo. Es cierto que la forma de Socialismo Nacional de Hitler llegó más allá que esos conceptos básicos. De forma explícita puso a los marxistas, judíos y capitalistas globales o internacionalistas entonces, en la diana como enemigos del pueblo alemán. Y también llevó a cabo el reemplazo de una democracia representativa por una más eficiente y eficaz centralización gubernamental. Hitler tuvo argumentos racionales sobre todos estos asuntos como explica en su libro. Sólo falta ver sus “25 Puntos” como declaración de intenciones del Socialismo Nacional y constatar lo modernos y de progreso que eran. Ver aquí mi artículo al respecto:
No dudo que para mucha gente, editores y lectores, este libro es controvertido y polémico. No es un libro fácil. De hecho, me atrevería decir que es el más controvertido de la historia. Y sobre todo por lo que representa Hitler en la misma historia. Por lo tanto, está garantizado que el lector típico se inclinará de forma sesgada y parcial en su lectura. De los muchos elementos de controversia de Hitler, hay cuatro puntos que merecen una cierta mención: Socialismo Nacional, Raza, Religión y los Judíos.
Seguramente de la muchas hipérboles y simplismos que se usan desde hace años, el uso del término “nazi” seguramente es de los peores. Es un crudo y casi cómico sinónimo de maldad, odio, crueldad, tiránico y bla, bla, bla. Esto es coherente con la demonización de cualquier cosa que tenga que ver con Hitler, aunque sea lejanamente. Sin embargo el término “nazi” raramente era usado por los propios alemanes ya que se veía como algo peyorativo. Como ideología, el Socialismo Nacional es totalmente incomprendido. De hecho y sorprendentemente, mucha gente en el mundo utiliza una forma de Socialismo Nacional. Muchos países europeos y otros globalmente son una cierta forma de socialismo. El socialismo definido de forma ligera como el control y seguimiento de algunas porciones clave del sector económico, se yergue frente al capitalismo de mercado libre, en el cual las grandes corporaciones controlan esas porciones clave. No hace falta decir que el socialismo es un sistema económico y político respetado por mucha gente en todo el mundo.
El Nacionalismo le da la máxima prioridad al bienestar de la nación-estado y a sus ciudadanos. Es una mirada interior y no exterior. Tiende hacia una independencia económica y autonómica en vez de a una globalización e inter-conectividad. Es típico que apoye y refuerce a la etnia dominante y la cultura e ignora de largo a las minorías. Esto, también, es casi desconocido: hay fuertes movimientos nacionalistas en muchos países del mundo. Es cierto que la forma de Socialismo Nacional de Hitler llegó más allá que esos conceptos básicos. De forma explícita puso a los marxistas, judíos y capitalistas globales o internacionalistas entonces, en la diana como enemigos del pueblo alemán. Y también llevó a cabo el reemplazo de una democracia representativa por una más eficiente y eficaz centralización gubernamental. Hitler tuvo argumentos racionales sobre todos estos asuntos como explica en su libro. Sólo falta ver sus “25 Puntos” como declaración de intenciones del Socialismo Nacional y constatar lo modernos y de progreso que eran. Ver aquí mi artículo al respecto:
http://www.felipebotaya.com/2014/12/los-25-puntos-editado-originalmente-el.html
Impresionante acto de valentia, Que la providencia te siga guiando y protegiendo FBG. SV
ResponderEliminarRespecto del artículo al que nos remites al final del escrito, los veinticinco puntos los entiendo en su momento histórico y geográfico, aunque si se extrapolasen habría que poner al día algunas cosas, como por ejemplo las colonias para alimentar al pueblo alemán. Colonizar para mí no es ético, ni desde la óptica tradicional ni desde la de la colonización ideológico-consumista actual.
ResponderEliminarRespecto del artículo al que nos remites al final del escrito, los veinticinco puntos los entiendo en su momento histórico y geográfico, aunque si se extrapolasen habría que poner al día algunas cosas, como por ejemplo las colonias para alimentar al pueblo alemán. Colonizar para mí no es ético, ni desde la óptica tradicional ni desde la de la colonización ideológico-consumista actual.
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