sábado, 3 de octubre de 2015

11/11-11:11 FUE EL 11/9 DE HACE 97 AÑOS


Creo que el 11/9 ha pasado a la historia como un icono de miedo y de época beligerante como inicio del siglo XXI. Lo comparo con el título 11/11 a las 11:11. Lo celebraremos en este mes de Noviembre y se celebró entonces, como otro icono numérico, el día, el mes, la hora y el minuto en que se firmó el armisticio del fin de la I Guerra Mundial: 11 de Noviembre a las 11 y 11 minutos. Estemos o no ahora en un “choque de civilizaciones”, las guerras que ha provocado el 11/9 están siendo excepcionales. La I Guerra Mundial iba a ser la última guerra...


Recuerdo a través de amigos míos de mentalidad y modos europeos, que me decían que los USA fueron muy cuidadosos en no declarar como su enemigo al mismo Islám y mucho menos a los islámicos americanos o árabes americanos. Parece que sus compatriotas estudiaron su cultura, su religión, aprendieron a distinguir a los Chiitas de los Sunies. Los estudiantes corrieron a aprender árabe y el gobierno, según mis amigos, corrió a dar fondos para promocionar lenguas de oriente medio y programas de estudio sobre esa materia.

Sin embargo, el 11/11-11:11 fue muy diferente. Además de la victoria sobre el Kaiser Guillermo de Alemania, eso simbolizó algo que empezó no más allá de 1914: la extinción lingüistica y la devastación cultural de la mayor minoría étnica de la historia americana, la población americana de origen alemán.

Imaginemos a un grupo étnico que era el mayor en proporción de la población americana, que lo que es actualmente la comunidad hispana/sudamericana. Pero a medida que se aproximaba la I Guerra Mundial, ese grupo étnico fue identificado en las mentes de muchos americanos, como un enemigo feroz, como Al-Quaeda o los talibanes actualmente, y que no respetaban la vida humana. Eran auténticas bestias. Luego vino el ataque a un símbolo de la tecnología moderna y del comercio: en 1915 un submarino alemán hundió el transatlántico Lusitania. Murieron cerca de 1.200 personas, entre ellos 124 americanos. Sí, más tarde se supo que aquel barco no sólo transportaba pasajeros, también armas y munición a Inglaterra, y además se le hizo navegar por zonas donde se sabía que habían submarinos alemanes dispuestos a atacar ¿Y qué? ¿Alguien ha rectificado?

Antes del 11/11-11:11, era posible obtener en los USA una educación completa en el colegio con el alemán como lengua principal de la formación. De repente, incluso la enseñanza en la escuela de una lengua extranjera fue prohibido en muchos estados. Las iglesias fueron presionadas para cambiar la lengua de sus oficios de alemán a inglés. Las calles con nombres alemanes fueron re-nombradas. El “Sauerkraut” fue denominado como “calabaza de la victoria”. Incluso Theodore Roosevelt declaró que no había lugar en America para “americanos con un guión”. El presidente Wilson, que implicó a los USA en la guerra, se hizo eco de esas palabras.
 
Uno de mis amigos del noroeste de Nebraska, hogar de sus padres y abuelos, era una zona y lo sigue siendo americano-alemana. Su abuelo fue un predicador que llegó a los USA siendo joven. Se educó ahí, en instituciones de habla alemana. Se convirtió en ciudadano y fue frecuentemente invitado a dirigir el himno nacional USA en actos públicos. Incluso se le requirió para viajar a cierta distancia para jurar su fidelidad. Una banda entró en su iglesia, sacó los libros religiosos impresos en alemán y los quemaron. Estos ultrajes eran comunes y no incidentes aislados.
 
Es posible que pensemos que esto no fue un genocidio, limpieza étnica o internamiento en campos, pero no estuvo muy lejos de los que les pasó a miles de japoneses-americanos en 1941, que no sólo fue un tema de racismo, sino de demografía. El internamiento de millones de alemanes-americanos durante la I Guerra Mundial, habría vaciado las principales ciudades y buen parte de muchos estados. No sólo se hubiese resentido el esfuerzo de guerra, toda la economía nacional americana hubiese sido destruida. ¿Cómo hubiesen podido muchos alemanes-americanos en oficinas públicas, incluyendo alcaldes y policías, llevar a cabo su propio internamiento? ¿Y qué hubiese pasado con todos esos soldados alemanes-americanos, incluyendo a uno llamado Eisenhower?
 
La cultura alemana era entonces mucho más profunda, enraizada y extendida fuera de su base étnica, que la de los árabes musulmanes o la de los hispanos/latinos actualmente en los USA o incluso lo que era la cultura japonesa en 1941. Las artes y las instituciones de educación hubiesen sido devastadas si se hubiese internado a los alemanes-americanos que residían en los USA. Los científicos nacidos alemanes y técnicos estaban por todas partes. La liga superior de baseball se hubiese resentido mucho por la pérdida de Babe Ruth y muchos otros jugadores alemanes-americanos. Entonces la gente se mantuvo, pero su lengua y cultura fueron extirpadas del tejido social americano. En cierto sentido, los japoneses-americanos durante la II Guerra Mundial lo tuvieron mejor.
 
La limpieza étnica de los alemanes-americanos, como debe ser denominada, también fue un suicidio asistido. Cuando se inició la I Guerra Mundial, los alemanes-americanos, como los japoneses-americanos tras Pearl Harbor, trataron de demostrar su lealtad con signos obvios de americanización. Sirvieron en el ejército con distinción. Pershing, el comandante supremo americano, era un alemán-americano. No pocos fueron rabiosos americanizados y vigilantes culturales. Debido a que muchos alemanes-americanos hablaban inglés como primera lengua, la asimilación era muy fácil. En una sola generación la asimilación era total, y no al final de la II Guerra Mundial, como mucha gente cree, sino el 11/11 - 11:11.
 
Hoy hay un amplio soporte político y financiero para ayudar a mantener como son a los grupos étnicos minoritarios. En todo el mundo hay mucho diálogo sobre reparaciones, patrias y nombres nativos de esos grupos. Por ello, ¿deberían los alemanes-americanos clamar por que les pidiesen el perdón nacional o incluso pedir reparaciones por todo lo pasado en los USA? No soy tan cándido. No hay forma de revivir la identidad de lengua y étnia que se desvaneció sin rastro, eso lo tienen muy claro mis amigos.¿Quizás entonces una reparación simbólica? ¿Reponer los viejos nombres de las calles en alemán? Aún hay demasiada sensación de culpabilidad, no hay suficientes votos, no hay suficiente orgullo étnico para cambiar por ejemplo la calle Lafayette en Portland de nuevo como calle Frankfurt o la calle Pershing, que sea de nuevo la calle Friedrisch. Me cuesta imaginar la calle Bush, volviendo a su nombre original, calle Bismarck. Creo que no hay mucho interés en ello.
 
¿Alemanes-americanos? Son historia. Pero para mi amigo de origen alemán no son historia... Aprendió alemán en la escuela como lengua “extranjera”. Dos de sus hijas han empezado japonés en el kindergarten (¡palabra alemana!), en un sistema de escuela donde los programas de enseñanza en lengua alemana prácticamente han muerto. Descanse en paz...

2 comentarios:

  1. Otra vez me sorprendes explicando cosas, totalmente desconocidas para mí.

    Te animo a continuar pues me encanta conocer estos hechos.

    Muchas gracias Felipe

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  2. Hola Alfonso y gracias por tu aportación.
    En eso estamos y ofreciendo datos interesantes sobre temas no demasiado populares y que los medios silencian.
    Un abrazo, Felipe Botaya

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