miércoles, 17 de marzo de 2021

LA FAMILIA

No hay duda que el ambiente familiar puede ser en muchos casos el desencadenante de una forma de ser que se transmite de padres a hijos. Evidentemente, no siempre es así, pero esa influencia existe y ha podido marcar a muchos personajes históricos que han devenido muy famosos por diversas circunstancias, tanto buenas como malas.

Muchos se preguntan cómo fue la niñez y juventud de Hitler. Tenemos el libro de su amigo de aquel entonces August Kubizek que le conoció en 1904, que arroja cierta luz a la forma de ser de ese niño y más tarde joven, que Kubizek conoció. Durante muchos años, este libro ha sido la única fuente de información relevante y relativamente fiable, sobre ese período de la vida del futuro Führer. Del resto de la familia, apenas hay información, salvo algunas generalidades de situaciones y forma de ser, sin un peso específico concreto. Y muchas falsedades. Es lo que había.

Sin embargo, el historiador austríaco Roman Sandgruber, basándose en unas cartas originales del puño y letra del padre de Adolf, Alois Hitler, ha escrito el libro titulado “El Padre de Hitler: Cómo el Hijo se Convirtió en Dictador” (Hitlers Vater: Wie Der Sohn zum Diktator Wurde), donde nos ofrece un retrato nuevo e interesante del pequeño Adolf. Evidentemente, estas cartas eran absolutamente desconocidas hasta ahora y el padre se las escribió a Josef Radlegger, un constructor de carreteras tras haberle comprado una granja en Hatfeld, Austria en 1895, cuando el pequeño Adolf tenía 6 años. El libro recoge las 31 cartas que Alois escribió. A pesar de que Alois no tenía experiencia alguna en el trabajo de granja, siempre “quiso ser un granjero preparado y caballero, que fuese mejor que los demás”.

Al igual que su padre, según el libro, Adolf era una mezcla de autodidacta, presumido y con una gran auto-estima. Sandgruber nos dice que Alois tuvo una gran influencia psicológica sobre su hijo. El padre, como ya se sabía, fue un funcionario austriaco de cierto nivel de aduanas, cuyo trabajo requirió que se tuviesen que mudar de domicilio y pueblo hasta en 18 ocasiones. Las cartas que explican todo eso le fueron entregadas en mano a Sandgruber por la biznieta de Josef Radlegger, Anneliese Smigielski, hace ya unos cinco años.

El libro explica el estilo de letra del padre, con muchos ángulos y cambios de dirección, que también eran significativos de su forma de ser. También nos habla de los orígenes del anti-semitismo del Adolf, ya que una vez vivieron en la propiedad de un judío en Urfahr, cerca del río Danubio y de la ciudad de Linz. Como ya sabíamos y el libro confirma, Adolf nació el 20/4/1889 en Braunau am Inn, Austria, hijo de Alois y su muy joven esposa Klara Pötzl. Su madre fue tratada del cáncer que padecía y del cual falleció en 1907. El doctor que la atendió era judío que más tarde huyó a America. 

Sobre el tema de los judíos, el libro nos desvela que lejos de que ese anti-semitismo surgiese en Viena según él mismo indica en “Mein Kampf”, Adolf ya tenía ese sentimiento anti judío. Se sabe que Alois había hecho declaraciones anti-semitas cuando entró en política al final de su vida. Sandgruber es cauteloso en hacer conexiones directas entre la política del padre y la del hijo. Digamos que no se moja. Y nos indica que una influencia importante en Adolf fueron las corrientes de pensamiento anti-semita que estaban presentes en Austria durante su niñez.

En su libro Sandgruber discute lo que dice Kubizek en el suyo y es la imagen que da del joven Hitler, y que ha sido la base de estudio de historiadores que han hecho trabajos sobre el Führer. Incluso nos dice que tanto el padre como el hijo admiraban la “autoridad” y fueron anti-clericales, a pesar de Adolf no abandonó nunca la Iglesia Católica. Como siempre y en orden a poner puntos oscuros en la vida de A. Hitler, Alexandra Föderl-Schmid, que hizo una crítica sobre el libro de Sandgruber para el “Süddeutsche Zeitung”, nos dice que “Hitler, el cual le daba mucha importancia a su pasaporte ancestral y origen ario, tenia más de un agujero en su árbol familiar”.

Es curioso pero sobre Alois Hitler “casi no hay fuentes”, sigue la misma Alexandra “Hay un gran número de libros y películas sobre el chofer, el médico, el jefe de prensa, el fotógrafo y la secretaria, etc. de A. Hitler, pero no sobre su padre”.

Y con referencia a las cartas, Sandgruber  nos dice que “no se trata de simples cartas de trabajo ya que hay en las mismas una cierta atmósfera de confianza y muchos chismes familiares”. A pesar de que Alois Hitler es conocido como “el tiránico cabeza de familia”, las cartas también ofrecen una imagen de él más conciliadora y próxima a su familia. Para Alois, su mujer Klara, era más que un “ama de casa silenciosa” como la describió el propio Adolf en su libro “Mein Kampf”. De hecho, es de las pocas personas de las que Alois dice algo positivo y Sandgruber cree que “Klara era una mujer emancipada según nuestros estándares femeninos actuales. Uno puede asumir que ella tenía algo que decir en esa familia y sobre todo en asuntos económicos”. Lo dice el propio Alois en una de las cartas “Mi esposa… tiene el entendimiento y entusiasmo necesario para las finanzas”. Además, las cartas muestran la subida social de Alois en la sociedad austríaca y su sueño de convertirse en un caballero de campo con su propia granja.

Como se sabe, Hitler fue a Viena en 1908 para consagrase como artista, pintor concretamente, pero fue rechazado por la Academia de Bellas Artes de la ciudad. Esa fue la única revuelta de Adolf contra su padre ya que rechazó el deseo de su progenitor de convertirse en un funcionario público. “Quería ser un artista libre y no seguir los pasos de su padre” nos recalca Sandgruber. Eso fue algo que disgustó profundamente a Alois, pero que a su madre Klara le pareció bien e incluso ayudó económicamente a su hijo mientras entuvo en Viena hasta su muerte en 1907.


No hay comentarios:

Publicar un comentario